Los ancianos de la residencia Adolfo Suárez denuncian desatención y falta de personal

  • Hay más de un centenar de quejas abiertas y dos denuncias por falta de comida, desaparición de medicamentos y negligencias médicas.
  • La residencia fue inaugurada el pasado mes de diciembre por el Gobierno regional, con ocho años de retraso.
  • Los familiares de los residentes aseguran que el número de personas para atender a los mayores es insuficiente.
  • La Comunidad de Madrid asegura que las quejas "son infundadas".
Los mayores, protestando frente a la puerta del centro
Los mayores, protestando frente a la puerta del centro
JORGE PARÍS
Los mayores, protestando frente a la puerta del centro

El pasado mes de diciembre la residencia de mayores Adolfo Suárez fue inaugurada por la Comunidad de Madrid a bombo y platillo. No era para menos, los vecinos de la zona (San Blas) llevaban esperando ocho años desde que Esperanza Aguirre pusiera la primera piedra del edificio.

Cinco meses y 160 reclamaciones después (según los familiares de los residentes), las cosas ya no parecen ir tan bien. Los residentes de la misma, en su mayoría ancianos dependientes, han empezado a protestar por las continuas desatenciones y negligencias sufridas.

Los problemas son múltiples, como la falta de comida, la desaparición de ropa, el robo de medicamentos, agresiones entre residentes... hasta el punto que dos de los familiares ya han presentado dos denuncias ante la Policía y los juzgados para que se tomen responsabilidades.

"Mi padre sufre demencia senil y no puede valerse por sí mismo. Pero en la residencia es mi madre, Vicenta, de 81 años, la que tiene que cuidar de él debido a la falta de personal. Ella no puede atenderle siempre, y llegó a estar 15 días sin ducharse", explica José Antonio Guijarro en una carta enviada a 20minutos.

Vicenta, por su parte, no se corta tampoco en denunciar el pésimo trato que reciben: "No hay nadie para mi esposo. Soy yo el que le doy la comida, le limpio la ropa y estoy pendiente de él. Nos gastamos casi toda la pensión en pagar esta residencia y este es el trato que recibimos. No hay derecho", manifiesta.

120 firmas de protesta

Harta de las continuas desatenciones, Luz Cabello, otra de las familiares, presentó el pasado febrero 112 firmas de residentes (en aquellos momentos suponía el 70% de los ancianos ingresados) para exigir a la Consejería de Asuntos Sociales que tomara medidas. En la actualidad hay 235 residentes.

"Dicen que el ratio de personal es incluso mayor al que marca la normativa. Que hay casi un trabajador por cada residente. Pero eso no se ajusta a la realidad. Yo misma, cuando he ido a visitar a mi padre, he visto como había plantas enteras con un solo auxiliar para 10/11 ancianos dependientes", afirma.

El caso más grave, sin embargo, es el de Manuela, de 87 años. En tan solo cinco meses de ingreso ya ha tenido que ir dos veces al hospital. Una vez por una fractura de tibia y peroné y otra por un dedo que le tuvieron que amputar porque la infección le había subido por toda la pierna por una herida mal tratada.

Según su hija, María Pilar, nadie sabe cómo se rompió la pierna, pese a que la mujer presenta un alzhéimer grado 3 que la hace totalmente dependiente para las funciones de la vida cotidiana.

"Está permanentemente encamada o en silla de ruedas y la tienen que hacer cambios posturales. Tan solo puede cruzar las piernas, sin posibilidad de flexionarlas por su rigidez, ¿cómo pudo hacérselo?", asegura María Pilar. "Semanas ante pasó lo del dedo, y el médico nos dijo que esa herida no se producía de un día para otro", apostilla.

La mala gestión no se ciñe solo a la falta de personal. Siempre según los familiares, constantemente desaparece ropa de la lavandería. De hecho, los viernes se monta una especie de rastrillo al quee acuden los residentes a los que se les ha extraviado alguna prenda de vestir.

Falta de limpieza, agresiones y falta de comida

La limpieza, además, también deja mucho que desear: "Mi madre ha dejado muestras en el suelo, y se ha tirado una semana entera la mancha, hasta que lo ha limpiado ella misma", protesta un familiar.

También se han producido agresiones físicas entre residentes (que en un principio estaban mezclados con aquellos que tenían problemas psiquiátricos), robos y pérdidas de medicamentos. Además, El 1 de abril y el 17 de mayo faltó comida para seis mesas, por lo que 24 ancianos se quedaron sin comer, según los propios residentes.

La dirección de la residencia Adolfo Suárez no ha querido hablar con este periódico, y remiten a la Consejería de Asuntos Sociales, que asegura que las quejas son "infundadas". "Todos los trabajadores son funcionarios y profesionales cualificados", afirma un portavoz. "La residencia en ningún caso se abrió precipitadamente pues en todo caso la plantilla siempre estuvo por delante del número de personas ingresadas, y los ingresos fueron paulatinos día a día", asegura.

Además, la Comunidad mantiene que no solo se cumplen los ratios exigibles de personal, tanto en calidad como en cantidad, sino que incluso se superan: "En la última comprobación de ratios de plantilla, estaban ingresados un total de 235 personas para 109 auxiliares de enfermería. Adicionalmente contamos con 24 diplomados en enfermería, dos fisioterapeutas, tres terapeutas ocupacionales, tres trabajadoras sociales, dos Jefes de Área Técnico Asistencial  y tres médicos", afirma el mismo portavoz.

Aun así, Asuntos Sociales cree que el número de quejas bajará a partir del 24 de mayo, día de las elecciones autónomicas y municipales, aunque no han especificado la razón.

La residencia Adolfo Suárez no fue inaugurada hasta ocho años después de que se pusiera la primera piedra. La previsión era que las obras terminasen a finales de 2008, y en 2010 el edificio ya estaba disponible, pero no se estrenó porque, según el Ejecutivo, la normativa de incendios con la que se realizó el proyecto ya no estaba vigente y había que hacer más cambios en el inmueble.

Los familiares aseguran que se abrió prematuramente por motivos "electorales".

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