El Reina Sofía detecta cada año 200 casos de depresión infantil

La mayoría son niños de entre 8 y 10 años. Los especialistas advierten de que hay muchas falsas alarmas porque los padres confunden la tristeza con las rabietas propias de la edad.

La depresión no es una enfermedad de adultos. Los niños la padecen con la misma virulencia y angustia que las personas mayores, con el agravante de que los síntomas son distintos y más difíciles de advertir. La Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil

(USMI) del Hospital Reina Sofía detecta de media 200 casos al año, cifra que permanece constante en la última década, según el jefe de este servicio, Vicente Sánchez: «No es que haya más casos, es que antes no se diagnosticaban». Ahora se detecta en niños de   8 a 10 años, los más numerosos, lo que antes era impensable porque se creía que los niños no se deprimían.

Se ha pasado de la total desinformación «a la intolerancia al sufrimiento», y a la más mínima los padres llevan a sus hijos al médico. El jefe de la USMI afirma que «cada vez llegan más consultas que no tienen nada que ver con enfermedades, sino con incidencias de la vida»; es decir, se confunden tristeza y depresión, cuando tan sólo se trata de una rabieta «porque no tiene saldo en el móvil», dice.

El problema más común

La depresión no afecta sólo a un pequeño porcentaje de la población infantil. Al contrario, según los especialistas del hospital Reina Sofía, es la enfermedad relacionada con la salud mental que más se diagnostica. El 20% de los diagnósticos realizados por la

USMI son de depresiones.

La segunda patología con  más incidencia en los niños cordobeses es la hiperactividad, que, al igual que ocurre con la depre infantil, también tiende a confundirse en muchas ocasiones con las travesuras de la edad. Le siguen los trastornos de conducta alimentaria y el autismo.

Ellos también sufren el divorcio

Los niños son las víctimas colaterales en las rupturas de pareja, crisis matrimoniales y divorcios. El psicólogo Gregorio Sánchez Lara, especializado en la terapia con niños, indica que «cada vez se dan más casos de ansiedad en niños por estas causas». Además, la edad es cada vez más temprana y «hay casos de niños con seis años», matiza. Por su consulta de Córdoba pasan al año entre 8 y 10 niños, bien con depresión o con un cuadro de ansiedad. La mayoría, de parejas rotas o padres divorciados.

5 consejos sobre...

Detectar la depresión

1 Dormir mucho. Muchos padres, simplemente, creen que sus hijos son perezosos. Cuando el niño duerme mucho o,al contrario, lo hace muy poco, se está ante un síntoma depresivo.

2 Rechazar el juego. Si el niño no quiere jugar y mantiene un comportamiento apático ante sus hermanos o amigos a la hora de jugar, hay que averiguar la causa. No tiene por qué ser un síntoma de un principio de depresión, pero es uno de los indicios más frecuentes.

3 Irritabilidad y autolesiones. Los padres deben sopesar que su hijo puede estar pasando por una depresión cuando se irrite con demasiada frecuencia, mantenga un comportamiento irascible u observen síntomas de autolesión, como arañazos o arrancarse el cabello.

4 Conductas regresivas. A veces, los niños vuelven a orinarse en la cama cuando ya habían superado esa fase. Tampoco controlan sus esfínteres y tienen que volver a usar pañales por las noches. Si además pierden las ganas de comer y hay que volver a darles la comida, los padres están ante conductas regresivas que pueden ser motivadas por una depresión.

5 Síntomas duraderos. Los síntomas propios de la depresión infantil deben prolongarse al menos durante diez días. Hay que dar tiempo a los niños para que superen sus altibajos. No se debe abusar del paternalismo y alarmarse a la más mínima.

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