En San Andrés y Orzán hay decenas de ‘pisos patera’

  • Son viviendas ruinosas de Pescadería.
  • Están ocupadas por unas 15 personas.
  • Pagan de 170 a 250 € al mes y duermen «por los pasillos», denuncian los vecinos.
«Los propietarios tienen que controlar a quien meten, cada vez estamos más inseguros, el piso lo coge uno y aparecen 15». Así define una vecina del número 22 de la calle de la Estrella el nuevo fenómeno que se produce en pleno centro:
pisos patera de inmigrantes y marginados.

Del quinto piso de dicho inmueble cayó al vacío el pasado miércoles, cuando escapaba de su marido, Giorgietta Pontti, la joven rumana que buscó refugio en una vivienda que ocupaban una decena de compatriotas.

Este caso no es aislado, se extiende por toda la zona de San Andrés y Orzán. En calles como la de la Estrella, Mantelería o travesía Mariñas –por citar algunas– hay decenas de pisos saturados de inquilinos que viven en condiciones infrahumanas.

Se trata de edificios en estado casi ruinoso –de los casi 250 censados en Pescadería y Ciudad Vieja– cuyos propietarios ofrecen habitaciones a cien euros o apartamentos entre 170 y 250.

«Lo comparten entre varios porque no tienen nada, dan pena, están tirados en colchonetas por los pasillos», señala otro vecino del lugar, quien apunta que la mayoría de sus ocupantes «vienen del Este, rumanos que acaban mendigando por la calle».

El fenómeno de los pisos patera se producía hasta ahora de manera puntual, en barrios como Os Mallos o el Agra, con inmigrantes subsaharianos, como han denunciado varias ONG.

Contraste y abandono

Pero ahora ofrecen un curioso contraste –que pone de manifiesto el abandono del centro– con la principal arteria comercial de la ciudad. Un ejemplo: el patio de luces al que cayó Giorgietta Pontti es compartido con boutiques cuyos escaparates se abren a la calle San Andrés.

La propia Policía Nacional confirma este hecho. Desde el 091 señalan que «este año ha habido un subidón de inmigrantes llegados del Este; vienen y viven en la más absoluta pobreza y hacen lo que pueden por sobrevivir, la mayoría mendigan, pero algunos llegan a robar».

¿Son necesarias ayudas para integración?

Rocío Ramos, 21 años. «Hay que ofrecer alternativas, pero no dar todo hecho. Tendría que existir un cierto control sobre la inmigración y luego también darles alguna facilidad para integrarse, para acceder a un trabajo, pero tampoco dárselo todo hecho, también tienen ellos que hacer un esfuerzo».

Adriana Maroño, 21 años. «Tendría que existir un mayor control ante la llegada de los inmigrantes. A los que ya están hay que ofrecerles facilidades para que puedan progresar aquí, pero tampoco dárselo hecho porque por esa regla de tres los de aquí nos quedaríamos sin trabajo y también lo necesitamos».

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