El fiscal y la defensa han acordado la imposición de penas que suman cinco años de cárcel y cerca de 3.000 euros de multa, para cuatro jóvenes que acordaron suplantar la identidad del conductor de un coche, quien dio positivo en la prueba de alcoholemia tras un accidente, y estafar así a la aseguradora.

La vista oral se iba a desarrollar en la Audiencia Provincial de Valladolid contra jóvenes con edades comprendidas entre 27 y 32 años, por hechos ocurridos el 21 de diciembre de 2003, sin que llegara a celebrarse el juicio porque el ministerio público y el letrado de los acusados llegaron a un acuerdo, informaron a Efe fuentes jurídicas.

Los encausados admitieron la comisión de los hechos que les atribuyó el fiscal que, en principio, había solicitado un año y cuatro meses de prisión y el pago de multa de dieciocho euros diarios durante seis meses para cada acusado, por delitos de presentación de testigos falsos y de estafa en grado de tentativa.

Avisó a su hermano para que le suplantara

El fiscal centró sus acusaciones en que uno de los encausados sufrió un accidente cuando conducía su automóvil, un suceso que desembocó en daños materiales, y negó a la Policía Municipal que fuera él la persona que guiaba el vehículo porque había ingerido bebidas alcohólicas.

Avisó a su hermano también encausado, para que acudiera al lugar y afirmara que el conductor era él, aunque los agentes sí practicaron a Roberto una prueba de alcoholemia que dio un resultado positivo.

El 7 de abril de 2004 la aseguradora del automóvil envió una carta a Francisco en la que indicaba que no se hacía cargo de la reparación del coche porque el conductor había sido su hermano y había dado positivo en la prueba de alcoholemia.

Entonces, el 21 de diciembre de 2004, Roberto presentó una demanda de reclamación de cantidad -7.962 euros por la reparación y daños- que dio lugar a un procedimiento desarrollado en el Juzgado de Primera Instancia número 4 de Valladolid.

Falsos testigos, testimonios y estafa en grado de tentativa

El juicio se celebró el 15 de abril de 2005, fecha en la que Roberto mantuvo que él no había conducido, un argumento que también apoyaron los testigos que él propuso, su hermano Francisco y sus dos amigos también acusados.

La sentencia absolvió entonces a la demandada por considerar que el conductor era Roberto y que, al hallarse afectado por el alcohol, se trataba de un caso de exclusión de cobertura del seguro.

El fiscal consideró que los hechos supusieron un delito de presentación de testigos falsos, de falso testimonio y de estafa en grado de tentativa.

Establece que tres de lo acusados son autores directos del delito de falso testimonio y cooperadores necesarios del delito de estafa en grado de tentativa.