Los vándalos coruñeses han estrechado el cerco y cada vez el rastro que dejan por toda la ciudad va a más. Según confirman los últimos datos municipales, los actos vandálicos han sufrido un repunte en el último año. Y los gamberros no sólo se dedican a ensuciar o romper el mobiliario urbano, sino que se arman de mecheros para provocar incendios en papeleras y contenedores. Lo confirman los datos de los bomberos coruñeses: si hace un año efectuaban unas 10 salidas al mes para apagar estos fuegos intencionados, ahora esa cifra ya se eleva a 14, lo que supone que a final de año rozarán las 170 salidas, frente a las 120 de 2006. «No hay una zona determinada, pero sí suelen registrarse en el centro y durante los fines de semana», afirman desde el 080.Eso supone que un fin de semana sí y otro también los servicios contraincendios dediquen sus medios (materiales y humanos) a reparar los desastres de los incívicos. Pero el problema no termina ahí, porque las consecuencias de los actos vandálicos tocan de forma importante los bolsillos de todos los coruñeses. De media, según los datos del Ayuntamiento, reparar el mobiliario urbano de la resaca de la movida se lleva unos 5.000 euros diarios, lo que significa que a lo largo del año cerca de dos millones vuelan de las arcas locales por este problema. Una muestra del gasto son los precios: un contenedor grande cuesta cerca de 170 euros y una papelera casi alcanza los 25 euros.