El acusado de atropellar mortalmente a un hombre y huir pide perdón a la familia en el juicio

Rafael L. R., el joven de 28 años, acusado de haber atropellado mortalmente a un hombre y darse a la fuga ha pedido este jueves perdón a la familia de la víctima por lo que ha calificado durante el juicio como un "desagradable y desafortunado accidente".
El acusado del atropello del profesor bajando del furgón
El acusado del atropello del profesor bajando del furgón
Europa Press
El acusado del atropello del profesor bajando del furgón

Rafael L. R., el joven de 28 años, acusado de haber atropellado mortalmente a un hombre y darse a la fuga ha pedido este jueves perdón a la familia de la víctima por lo que ha calificado durante el juicio como un "desagradable y desafortunado accidente".

El acusado, para que la partes personadas han pedido penas de cárcel que van de lo seis a los ocho años de cárcel, ha declarado en el juicio que no fue "consciente" de lo que ocurrió el pasado 15 de diciembre cuando regresaba a casa con dos amigos después de haber pasado toda una noche de "botellón", aunque ha puntualizado que no ingirió ni una gota de alcohol y que sólo bebió refrescos de cola.

"No fui consciente de lo ocurrido porque me aterroricé muchísimo", ha dicho el acusado, al tiempo que ha señalado que "de repente sentí un porrazo, pero yo no supe lo que era" y siguió su marcha mientras sus dos amigos le pedían que se parara para poder bajarse del coche, algo que finalmente hizo cuando uno de los ocupantes accionó el freno de mano y el coche derrapó a escasa distancia del lugar donde había ocurrido el suceso.

Ha señalado que la luna del coche se encontraba "muy empeñada" y que "prácticamente no se veía nada", aunque ha insistido a preguntas de los abogados y del Ministerio Fiscal que circulaba a "una velocidad normal" y que en el momento del atropello, sobre las 6,50 horas, era de noche y llovía.

Rafael L.R. ha indicado que no vio la señal en rojo sino "un destello verde" en el semáforo que regula el paso de peatón donde ocurrió el accidente y donde perdió la vida en el acto, José Luis Castellano López, un profesor, de 49 años, que se dirigía a esa hora al colegio donde trabajaba.

Sin embargo, la testigo que se cruzó con la víctima en el paso de peatones y que se libró por segundos de ser atropellada ha reiterado en su declaración en el juicio que el semáforo estaba verde para peatones y que ella se volvió al oír un coche que venía "a gran velocidad" en una vía en la que el límite de velocidad es de 50 kilómetros por hora.

Los policías encargados del atestado y de la inspección del lugar de los hechos no han podido determinar la velocidad a la que circulaba el turismo, pero han dejado de manifiesto que en la zona no quedaron restos de frenada y que algunas de las pertenencias de la víctima fueron encontradas a más de diez metros de la zona del impacto y detrás de una tapia de unos dos metros de altura.

"No podemos decir a que velocidad circulaba, pero en todo caso fue inadecuada si se tiene en cuenta que todavía era de noche y que llovía", ha dicho uno de los agentes que han declarado en la vista.

"Ojalá lo hubiera visto y lo hubiera esquivado", ha dicho el acusado que ha insistido en que en el momento del suceso entró "en estado de shock, el corazón me iba a reventar y me puse muy nervioso" por lo que su decisión, tras bajarse sus amigos del coche, fue la de "irme a casa para contárselo todo a mi padre".

El acusado se personó en la Comisaría de la Policía Nacional casi siete horas después del suceso, una vez que los agentes ya habían hablado con el padre de Rafael L. R. tras identificar a su hijo como el autor del atropello mortal. El vehículo fue localizado en la cochera de la casa con parte de la luna totalmente astillada por el impacto del cuerpo del fallecido.

Los dos amigos que le acompañaban en el coche han coincidido en afirmar que circulaban a una "velocidad normal" y que a pesar de haber estado de "botellón" apenas habían ingerido alcohol. Uno de ellos asegura haber visto "una sombra" cuando llegaban al paso de cebra, pero que todo fue muy rápido y no le dio tiempo a avisar al acusado, pero fue tarde y "pasó lo que pasó". A pesar de bajarse del coche a pocos metros del lugar del accidente, ninguno de los dos se acercó al lugar para ver qué es lo que había ocurrido con la víctima, según ellos, porque estaban "en shock y muy asustados".

El Ministerio Fiscal ha modificado su calificación inicial para introducir el delito de conducción temeraria en concurso con el delito de homicidio por imprudencia grave, además del de omisión del deber de socorro. Por todos estos delitos, la Fiscalía ha reclamado durante la vista seis años de cárcel para el acusado y el pago de una indemnización de 200.000 euros. Las acusaciones particulares que representan a la mujer e hija del fallecido, así como a la madre de la víctima han solicitado por estos mismos delitos penas que oscilan entre los siete y los ocho años de prisión.

Por su parte, la defensa ha mantenido su petición de libre absolución por entender que se trató de un hecho "totalmente fortuito en el que no hubo ni la intención, ni la voluntad de hacer daño". Asimismo, ha querido dejar claro que la acción del acusado se merece "reproche moral que ya lo tiene y lo va a llevar de por vida", pero no un castigo penal como el que solicitan las acusaciones y el fiscal.

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