Carretería renace de sus cenizas

Polvo fuiste... pero no más. Carretería cambia de dueño: del abandono de los últimos veinte años a las manos de jóvenes hosteleros que se han atrevido a montar –en medio de pequeños locales destartalados o edificios en rehabilitación– restaurantes de cocina creativa, japonesa y hasta una pizzería temática de terror. A la par, desembarcan  negocios inmobiliarios, locutorios, empresas variopintas, como una que ofrece asistentes a domicilio, símbolo de los nuevos tiempos que corren. El copropietario del exitoso restaurante Rúcula, Antonio Luis, vaticina que es una calle que se va a levantar.

Atrás quedaron las tiendas tradicionales que hicieron de Carretería una vía comercial, aunque de segunda línea. La tienda de armas pegada a la tribuna de los pobres está ahora hacinada en un diminuto local: el edificio en el que estaba lo han tirado para levantar pisos. No hay ferreterías y quedan pocas tiendas de muebles. La última en echar el cerrojo ha sido Muebles La Cordobesa.

El declive comenzó en los ochenta, como ocurrió en todo el centro histórico, recuerda José María Gómez Aracil, director de la Oficina de Rehabilitación del Ayuntamiento. La actividad de muchos de ellos era llevar productos a los pueblos y redistribuirlos pero ahora ellos vienen a Málaga a comprar, relata. Otra marca de los nuevos tiempos que corren.

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