La aceitera, la grapadora y otros objetos cotidianos que se han convertido en iconos del diseño

  • HTC y la revista 'AD España' han organizado en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid la exposición 'Vivir con un icono', que podrá verse hasta el 23 de abril.
  • Se trata de un recorrido por las últimas décadas de la historia del diseño a través de una selección de muebles y objetos icónicos del diseño industrial.
  • Entre los objetos expuestos se encuentran mesas, sillas, ceniceros, lámparas...
Tras una forma clásica se esconde un aparato de radio resistente al agua y a los golpes.
Tras una forma clásica se esconde un aparato de radio resistente al agua y a los golpes.
Lexon
Tras una forma clásica se esconde un aparato de radio resistente al agua y a los golpes.

El arte no se encuentra sólo en la pintura, la escultura y las bellas formas de las grandes obras arquitectónicas, el arte también se esconde en los pequeños objetos cotidianos, en piezas aparentemente sencillas como una estantería, una silla o un recipiente que esconden detrás una brillante idea capaz de convertirlos en iconos del diseño. Partiendo de esa premisa, HTC y la revista AD. Architectural Digest han organizado en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid la exposición Vivir con un icono, un recorrido por las últimas décadas de la historia del diseño a través de una selección de muebles y objetos icónicos del diseño industrial.

En la exposición pueden verse mesas, lámparas, sillas y hasta un simple vaso, objetos nacidos con una intención funcional que han logrado convertirse en iconos del diseño del último siglo. Estas piezas domésticas —que traen a la mente películas, revistas de decoración o incluso lugares tan cotidianos como la sala de espera de un dentista— representan imágenes de una época y todas y cada una de ellas esconden una historia detrás.

La muestra, que sirve además de presentación del HTC One M9 —un teléfono móvil que apuesta por un diseño único—, constituye "un homenaje a esas mentes visionarias, a esos hombres y mujeres, diseñadores, arquitectos o ingenieros con talento que arriesgaron (y arriesgan) y que, con una decisión innovadora, nos han hecho el día a día más confortable, a veces de manera gradual e imperceptible, y otras de forma inmediata y llamativa", según explica Enric Pastor, director de AD España y comisario de la exposición.

Del 9 al 23 de abril, los visitantes podrán contemplar "desde la butaca que patentó la madera contrachapada moldeada a una tumbona de espuma de poliuretano que se vendía envasada al vacío; de una papelera que incorpora un pedal para no tener que usar las manos a un taburete de aluminio que toma forma hinchándolo con aire; de un asiento de bolitas de poliuretano donde sentarte como quieras a una silla dibujada en 3D por un robot con desechos de refrigeradores". En total, medio centenar de piezas que forman ya parte de la cultura popular.

Diseños únicos

Entre los diseños más icónicos se encuentra el de la cafetera moka express (1933), del italiano Alfonso Bialetti, que cambió la forma de hacer café de varias generaciones de italianos. La clave de su éxito, y de un diseño que permanece inalterado con el paso del tiempo, es su material, el aluminio. Además de transmitir el calor de manera eficaz, su porosidad le permite impregnarse del sabor del café, resultando más aromático e intenso con el uso continuado de la cafetera.

No son pocas las sillas, sillones y banquetas que recoge la exposición. Una de las más significativas es la silla Wassily (1925). Empeñado en construir un mueble con la resistencia y la ligereza de las bicicletas, el arquitecto de origen húngaro Marcel Breuer empezó a experimentar con los tubos de acero de 20 milímetros que estaba acostumbrado a ver en el chasis de las bicis. El resultado fue la silla que se conocería como Wassily en homenaje a uno de sus primeros admiradores, el pintor Wassily Kandinsky. El diseño fue una revolución por el uso del material y el método de fabricación, que combinaba el acero cromado con asientos y respaldos tensados en cuero, lona o tela.

También muy cómoda, aunque más destacable por la originalidad y belleza de su diseño que por su sentido práctico, es la silla ball (1963), presente en multitud de películas y cada vez más frecuente en grandes ferias y exposiciones. Se trata de una esfera fabricada en fibra de vidrio, cortada en sección y acolchada en su interior que gira sobre una base de aluminio. Es, en esencia, una habitación dentro de otra habitación, el icono de la era espacial. El finlandés Eero Aarnio la diseñó para poder tener intimidad en su propia casa y, en un ataque de modernidad, algunos modelos llegaron a incorporar altavoces y teléfono.

Otro de los iconos de la comodidad, el sillón puff, nació en Italia en 1968. El sacco (su nombre original) cambió la forma de sentarse, ya que con este diseño los asientos perdían su estructura y permitían libertad absoluta. Es una funda de PVC que contiene infinidad de bolitas de poliestireno que se adaptan y moldean en función de la postura deseada. Irónicamente es el símbolo de la corriente del anti design italiano que arrancó a finales de los 60.

En cuanto a las mesas, uno de los diseños más destacables de la historia es el de la mesa Tulip (1956), obra del sieñador finés Eero Saarinen. Su objetivo era eliminar ese "bosque de patas" que se crea en las casas. Para ello modeló mesas y sillas sobre un pedestal, más cómodas y limpias visualmente. La idea inicial era que fueran realizadas en plástico, pero el pie era demasiado débil para sostener la carcasa o el sobre, por lo que tuvo que fabricarse en aluminio. Desde entonces, las mesas de una única pata son una constante.

La estantería realizada con el sistema vitsoe en 1959 supuso un hito en la creación de mobiliario. El diseñador alemán Dieter Rams inventó una estantería de metal basada en un sistema de piezas estándar –carriles, baldas o cajones– que se pueden adaptar al espacio y a las necesidades del usuario. Con él nace la gran referencia de los muebles modulares pragmáticos y estéticos. A día de hoy, son millones los salones del mundo que cuentan con muebles de este tipo.

El atractivo de la papelera Vipp radica en su amplia base que garantiza la estabilidad, su dos simples asas que facilitan el movimiento y, sobre todo, un pedal que permite abrir y cerrar lentamente su tapa sin necesidad de usar las manos. Su historia es como el guión de una película. Nació en 1949, cuando Holger Nielsen la diseñó para la peluquería de su esposa, después conquistó las consultas de los médicos y los hogares de la clase media y ha llegado incluso a la exposición permanente de diseño del MoMA de Nueva York.

En 1963 el italiano Enzo Mari diseñó un calendario de pared perpetuo, Una placa de aluminio, dividida en cuatro partes, sustenta cuatro hojas con toda la información necesaria. Como anécdota, toda la gráfica está escrita en la famosa tipografía Helvética nacida en 1957. El calendario de pared Formosa es a día de hoy un diseño claramente identificable y una imagen muy frecuente en producciones de cine y televisión.

En 1967, el danés Arne Jacobsen creó un diseño que es a día de hoy una constante en los baños de medio mundo, el grifo monomando. Este grifo supuso una revolución gracias a su funcionamiento, que conseguía por primera vez que el agua caliente y la fría se mezclasen accionando un solo dispositivo. Además, este diseño conseguía ocultar todas las partes mecánicas de la grifería dejando a la vista solo el mando y el caño, un concepto muy innovador para la época.

Diseños españoles

No faltan en la muestra creaciones españolas. Quizá la más famosa es la aceitera o vinagrera (1961) del diseñador y arquitecto madrileño Rafael Marquina. La clave de este diseño es su sistema antigoteo, que ha sido copiado infinidad de veces. Su pitorro dosifica el líquido y se encaja en una base cónica que recoge las gotas y permite la entrada de aire. Según Pastor, esta aceitera podría considerarse como la lata de sopa Campbell española.

También son de origen español las grapadoras M-5 y M-15. En 1930, los vascos Juan Solozabal y Juan Olave decidieron abrir una nueva línea de negocio en su empresa, en la que hasta entonces sólo se fabricaban armas. Coincidiendo con su décimo aniversario comenzaron a diseñar material de escritorio. Estas grapadoras de 1932 fueron las primeras en salir de allí. La intención original del diseño nacía de la idea de que "una grapa debería desfilar con la misma precisión que una bala en el cañón de un revólver".

Otro diseño español en la muestra es el del cenicero Copenhagen, creado en 1966 por el barcelonés André Ricard. Es un cenicero ligero, apilable y tan fácil de sostener como un vaso. Gracias a este diseño, el plástico pasó de ser un material barato y descartable a un objeto de diseño democrático y asequible. Sus líneas sobrias y minimalistas junto con la influencia de la estética pop son la base de su planteamiento.

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