Es una faena que el taxi al que hemos llamado no llegue o lo haga tarde, pero más lo es para los que acuden al servicio y se van de vacío. En estos casos, los profesionales tienen su propio remedio para combatir la actitud de los malos clientes.

Los taxistas de la capital fichan a los usuarios que, a conciencia y sin justificación alguna, anulan los servicios. «No suele ocurrir, pero se dan algunos casos», comenta el presidente de la Gremial del Taxi de Granada, Manuel Cebrián.

La centralita registra todos los números de teléfono, por lo que queda constancia de los usuarios que anulan una carrera.

Si les damos plantón una vez no pasa nada, pero a partir de la tercera tienen la mosca detrás de la oreja. En esas situaciones, la operadora de la centralita exige explicaciones al usuario que no dio señales de vida la última vez «para que no vuelva a ocurrir, ya que los taxis se quedan sin cobrar el traslado», explica Cebrián.

A los reincidentes, la Gremial acaba por no mandar ningún vehículo para evitar la pérdida de tiempo y dinero al trabajador. Por lo general, los avisos falsos se dan con más frecuencia los viernes y sábados de madrugada.

Poca paciencia

«Lo que suele pasar es que se equivocan de dirección, que cogen un taxi distinto al que se le ha enviado o que se van». En ciudades como Madrid, los taxis no atienden las llamadas realizadas desde móviles a partir de las tres de la mañana los fines de semana. Los nuestros, por ahora, no creen necesario aplicar esta medida que pretende evitar los avisos falsos.

El instituto, en punto muerto

Poco se sabe aún del Instituto Metropolitano del Taxi que coordinará el servicio en la capital y en 31 municipios del área metropolitana.

Los de aquí se quejan de que todavía «no se nos ha pedido opinión para ver en qué condiciones debe funcionar el servicio compartido», lamenta el presidente de la Gremial. Esta asociación representa a 500 de los 580 taxistas de la ciudad.