Monos, halcones, cobras, ranas, perros, gatos, peces, aves... el arte egipcio era 'animalista'

  • 'Animales y faraones' muestra en el CaixaForum de Madrid 430 piezas sobre la importancia de la figura animal en la vida y el pensamiento del antiguo Egipto.
  • Se exhibe un conjunto de 14 ejemplares de momias de gatos, perros, corderos, ibis, halcones, peces, cocodrilos y serpientes, así como ataúdes y sarcófagos.
  • Casi todas las obras proceden de la colección del Louvre.
Una de las 14 momias egipcias de animales que se exponen en la muestra. Esta es de un gato
Una de las 14 momias egipcias de animales que se exponen en la muestra. Esta es de un gato
© Musée du Louvre, dist. RMN-GP / Christian Décamps
Una de las 14 momias egipcias de animales que se exponen en la muestra. Esta es de un gato

"En el Egipto faraónico hay una omnipresencia de los animales que no encontramos en ninguna otra cultura de la antigüedad. Ningún otro pueblo ha observado, descrito, integrado y hecho suya la fauna de su país como esta civilización". Los organizadores de la exposición Animales y faraones. El reino animal en el antiguo Egipto tienen claro que si algún grupo social hizo suyas a las bestias como proyección, símbolo y código el primer puesto se lo lleva el egipcio, cuyo arte fue animalista con una profusión que ninguna otra cultura demostró.

La muestra, en cartel del uno de abril al 23 de agosto en la sede madrileña del CaixaForum, es un recorrido extenso por el riquísimo repertorio formal egipcio basado en la zoología y su importancia cotidiana. Se exhiben nada menos que 430 piezas —260 restauradas especialmente—, casi todas procedentes de los exquisitos fondos del Museo del Louvre, cuya sucursal de Lens —donde la exposición se estrenó en diciembre de 2014— colabora con la Obra Social 'la Caixa' en la organización del evento en Madrid. La muestra viajará en otoño al CaixaForum de Barcelona.

'Fuente infinita de inspiración'

Los animales, reales o representados, salvajes o domesticados, desempeñaban un "papel fundamental" en el antiguo Egipto, eran "omnipresentes en la vida cotidiana", se erigieron como "pilar del pensamiento religioso" y fueron una "fuente infinita de inspiración" artística. La exposición lo demuestra con la presencia de esfinges y estatuas —algunas de ellas de grandes dimensiones—, estelas, vasos y jarras, acuarelas, papiros y pinturas murales, cofres y amuletos o sarcófagos y momias.

Uno de los conjuntos más notables de la muestra es el de 14 ejemplares de momias animales —gatos, perros, corderos, ibis, halcones, peces, cocodrilos y serpientes—, así como ataúdes y sarcófagos. Antes de ser exhibidas estas piezas han sido analizadas con tomografías computarizadas y se ha podido constatar que en el interior de la mayoría se hallan animales enteros, aunque en algunos casos, como algunas de ibis, sólo encierran plumas o huesos aislados.

Los babuinos de granito rosa de Luxor

La exposición incluye algunas piezas de grandes dimensiones, entre las que destaca la obra que cierra la muestra, de más de cinco toneladas de peso. Se trata de un grupo estatuario de granito rosa que muestra a los babuinos que formaban la base del obelisco oriental del templo de Luxor. Otras piezas de grandes dimensiones son las estatuas de una esfinge real con el nombre de Acoris o un león tumbado sobre un costado.

El recorrido de Animales y faraones está estructurado en nueve secciones temáticas con una evolución lógica: desde la simple percepción material de criaturas reales en su medio natural hasta la visualización de múltiples figuras animales en el lenguaje codificado del pensamiento egipcio en los ámbitos religioso, funerario y político. La muestra quiere reconstruir "la relación que se estableció entre los hombres y los animales, la naturaleza y la cultura en el antiguo Egipto, desde la admiración y el temor hasta las construcciones simbólicas más sofisticadas".

Engorde de hienas

Entre las representaciones aparecen especies actualmente desaparecidas, mamíferos salvajes que eran domesticados, aves, peces, reptiles, insectos y anfibios. Ya con las formas esquemáticas y depuradas del Período Predinástico (entre los años 3900 y 3100 antes de nuestra era) los artistas buscaban plasmar la morfología y la anatomía de los modelos animales, el pelaje, la piel, los coloridos plumajes o las brillantes escamas. Se muestran también escenas en las que se representa detalladamente la caza con bastón arrojadizo o con arco, la captura con red, la pesca con arpón, la preparación del pescado, el engorde de ocas o incluso de hienas y la matanza del ganado.

Otra sección se detiene en la domesticación y adiestramiento que permitió utilizar el ganado, los asnos, los caballos y en algunos casos los monos, en las tareas agrícolas de labranza, plantación, irrigación y cosecha; en el transporte y la guerra, impulsada con la introducción en Egipto del caballo y la carrería durante el Imperio Nuevo (1550-1069 antes de nuestra era).

'Como un miembro más de la familia'

Al mostrar cualidades y actitudes similares a las de los humanos, los animales eran frecuentemente domesticados y fácilmente integrados en la vida del hogar. En este sentido, al animal de compañía se le trataba y cuidaba "como a un miembro más de la familia", a veces se le da un nombre propio y, cuando moría, los dueños le honraban con muestras explícitas de duelo, tal como describe el historiador Herodoto. También le quieren mantener cerca al morir, por lo que mandan representar a gatos, perros, gacelas o monos en las tumbas de los dueños o incluso embalsamarlos para compartir con ellos la eternidad.

Esta "cotidiana intimidad con el mundo animal" permitió a los egipcios, acaso la primera cultura animalista de la historia, "observar de cerca los parecidos y mimetismos entre los hombres y los animales", personificando a estos como antropomorfos, caricaturas humanas e instrumentos de parodia en escenas satíricas con gran carga humorística en las que ocupan el lugar de personas. Fue, apuntan desde el museo, "un primer paso hacia la apropiación de la figura animal, que en manos de los artistas se convierte en un medio de expresión paralelo".

Necrópolis específicas para serpientes, musarañas...

También se analiza la presencia de animales en la escritura jeroglífica —donde representan el 20% de los signos—, su uso simbólico en la religión —donde el aj o espíritu inmortal es una garza blanca y el ibo libre albedrío es un escarabajo—, la aparición de deidades sincréticas —como Sobek-Re, dios solar con cuerpo de cocodrilo y cabeza de halcón; o la diosa Tueris, protectora de la infancia y de las mujeres embarazadas, que presenta cuerpo de hipopótamo, patas de león y cola de cocodrilo—, la veneración de los toros sagrados y los carneros y el ritualismo funerario, con necrópolis específicas para ibis, halcones, gatos, perros, peces, cocodrilos, serpientes, musarañas o icneumones...

La idea que resume el poder de la relación de los antiguos egipcios con los animales era la relación deliberada del faraón con varias especias: el toro poderoso, el halcón vigilante y la temible cobra. "A lo largo de los siglos, esta excepcional manera de concebir al animal como guardián universal, protector de la realeza y encarnación de la esencia divina del rey, seguirá constituyendo uno de los pilares de la civilización egipcia. Y de esta forma se establecerá una sutil alquimia: uno tras otro, los animales serán glorificados e instrumentos de glorificación al mismo tiempo", concluyen los promotores de la muestra.

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