Seis de cada diez universitarios norteamericanos hacen trampa en los exámenes, y sólo el 16,5% siente remordimientos por hacerlo, según un estudio realizado con 30.000 estudiantes; pero, hay más, según cuenta Ricky Van Veen, editor del sitio web desde el que se ha realizado la encuesta, son los tramposos quienes finalmente aprueban.

En lo referente a los sexos, los hombres son quienes más trampas hacen: un 64,8% frente al 42% de las mujeres, y en lo referente a las creencias, un 65,4% de los que se confiesan religiosos copian: muchos más de los que se confiesan no religiosos.

Lo tradicional no pasa de moda Los métodos utilizados varían, pero las tradicionales son las más utilizadas: desde mirar por encima del hombre (un 14,5% utiliza este truco), conseguir un examen con las respuestas de un compañero (un 9,2% lo hacen) o grabar las respuestas en una calculadora (11,1%).

De hecho, las trampas están tan extendidas que casi la mitad de los estudiantes aceptan echar una mano a sus compañeros, de los que un 77,4% no pide nada a cambio ; el resto piden dinero (un 3,9%) o, directamente, relaciones sexuales (un 12,2%).