Victoria Nyanjura: "Aunque lo más oscuro de mi vida empezó en el colegio, la educación me ayudó a superar el cautiverio"

La activista ugandesa, secuestrada y vejada por rebeldes durante 8 años, reclama une ley internacional de protección
Nyanjura en una rueda de prensa
Nyanjura en una rueda de prensa
EUROPA PRESS
Nyanjura en una rueda de prensa

La activista ugandesa Victoria Nyanjura, quien permaneció ocho años como prisionera del Ejército de la Resistencia del Señor, sometida a vejaciones, violaciones y obligada a contraer matrimonio con un comandante de la milicia, asegura que la educación es vital para superar episodios como el que sufrió ella tras ser secuestrada en 1996, cuando se encontraba en el colegio.

De vuelta a casa una vez consiguió escapar de un cautiverio de ocho años, con dos hijos que engendró fruto de las violaciones, Nyanjura se dio cuenta de que solo si volvía a estudiar podría "aprender, salir de casa y olvidar el pasado" y, por ende, reinsertarse en la sociedad.

Se licenció entonces en Sociología del Desarrollo y hoy ayuda a niños afectados por la guerra como asistente en el Proyecto Justicia y Reconciliación y coordinadora de la Red de Defensa de la Mujer, un foro en el que las féminas intercambian experiencias y reivindican la rendición de cuentas por la violencia de género sufrida durante la guerra en el norte de Uganda.

"Aunque el episodio más oscuro de mi vida empezó en el colegio, me di cuenta de lo importante que era la educación. Si me hubiera quedado en casa, hoy no estaría donde estoy", ha recordado esta joven de 35 años durante una conversación mantenida este sábado en Segovia con la veterana reportera Rosa María Calaf, en el marco del V Encuentro de Mujeres que transforman el Mundo.

Durante la entrevista, Nyanjura ha relatado su experiencia como prisionera de los rebeldes, el proceso de superación de las humillaciones a las que fue sometida, los efectos de la guerra de Uganda y la labor que desarrolla a través del proyecto en defensa de la mujer.

Según un estudio de la ONU, más de 250.000 jóvenes de entre siete y 17 años son secuestrados y enrolados en grupos armados para convertirse en soldados y esclavos. De ellos, el 40 por ciento son niñas, víctimas de abusos sexuales que, una vez son liberadas, son repudiadas por sus familias y comunidades.

La activista ugandesa ha advertido del problema que supone en países como el suyo la falta de aceptación social de las jóvenes que son secuestradas, que lleva a muchas mujeres al suicidio. En su caso, según ha indicado, el que su familia le recibiera "con los brazos abiertos" tras su cautiverio le ayudó a afrontar el pasado. "Ese amor y la aceptación me hicieron pensar que podía ser mejor", ha confesado.

Consciente de la distinta suerte de otras mujeres tras la guerra, que fueron repudiadas socialmente e incluso se apartaron de su entorno por voluntad propia por miedo al rechazo, Nyanjura trabaja para hacer entender a la población que estas féminas son también parte de la comunidad y que no son culpables de su secuestro.

A través de la Red, se trata de sensibilizar a los hombres y explicarles cómo ha de ser la realidad social. Mientras, con las mujeres se lleva a cabo un intercambio de historias personales, lo que sirve a las afectadas como terapia de apoyo.

Aunque el proceso es costoso al principio, Nyanjura asegura que compartir experiencias ayuda a "cicatrizar heridas" y asimilar situaciones dolorosas, entre ellas la aceptación de los hijos que han sido fruto de la violencia y los matrimonios forzados.

Para esa labor, la Red carece de apoyo del Gobierno, al que la joven ugandesa culpabiliza de no proteger a la población que fue utilizada como arma de guerra. Según ha apuntado, las autoridades conocen la existencia del proyecto de mujeres víctimas, e incluso se llegó a aprobar una resolución para analizar la situación de sus hijos y poner en marcha medidas. Sin embargo, reprocha, siguen sin impulsar políticas y las afectadas carecen de medios para hacer presión.

Ley internacional

Para Nyanjura, los gobiernos son responsables de proteger a sus ciudadanos o de buscar ayuda fuera para hacerlo. Además, cree que la comunidad internacional debe intervenir antes de que se produzcan y se extiendan "atrocidades" como las que sucedieron en su país.

En su opinión, es necesaria una ley internacional que sancione a aquellos estados que no se responsabilicen de sus ciudadanos, ya sea porque no adopta medidas para solucionar el problema o porque no recurre al respaldo externo para solventarlo.

Ha instado asimismo a castigar a los países que apoyan a grupos rebeldes, algo que sigue existiendo a día de hoy, según ha censurado la ugandesa, quien ha alertado de que ese apoyo internacional impedirá el fin de las guerras.

La conversación entre Nyanjura y Calaf, organizada con la colaboración de Casa África, es la segunda de las seis programadas para este fin de semana por el Encuentro de Mujeres que transforman el Mundo, por el que pasarán otras activistas como la empresaria islandesa Halla Tómasdóttir, la exjueza Manuela Carmena o la 'ingeniera de la luz' María Teresa Flórez Sosa.

El ciclo, que se extenderá hasta el 22 de marzo, ha sido organizado por el Ayuntamiento de Segovia con el apoyo de la Universidad de Valladolid y Fundación Orange, entre otros.

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