La escritora Samanta Schweblin retrata en su novela Distancia de rescate (Random House) la "realidad oscura" del campo argentino, una historia en la que una madre deberá reconstruir desde un hospital sus últimos días para averiguar dónde se encuentra su hija.

Durante la recuperación de su memoria, Amanda se apoyará en David, un joven que ayuda a formar el puzzle definitivo sobre el paradero de Nina. La relación entre madre e hija está marcada precisamente por esa 'distancia de rescate', que la propia Amanda define como "la distancia variable" que separa a ambas y que se pasa la mitad del día calculando.

El campo y, más concretamente, los pesticidas, ayudarán a la escritora argentina a crear en la novela una atmósfera cercana al thriller con toques fantásticos, con personajes lastrados física y psicológicamente por ese espacio abierto que la gente relaciona con "sol y sembrado de verdes".

"Los animales que mueren en Distancia de rescate, los chicos intoxicados o con malformaciones, los cientos y cientos de abortos espontáneos, por solo hablar de unos pocos síntomas, podrían asociarse con elementos un tanto fantásticos del libro, o cercanos al relato del horror, pero ésta es la realidad del campo argentino", ha explicado Schweblin.

De esta manera, el libro también sirve para denunciar "una terrible situación" del campo argentino que no es ajena a la autora, a su entender consecuencia del uso de fumigaciones con herbicidas tóxicos. "Las consecuencias letales no solo las sufren los trabajadores rurales: nos lo estamos comiendo en las mesas de nuestras casas, en un porcentaje impensablemente alto de gran parte de nuestra dieta", ha alertado.

Los niños se convierten en esta ocasión en personajes que padecen ese horror, y la autora se aprovecha de su "mirada" para indagar en los límites de lo extraordinario. "Lo que me atrae de su mirada es que, como los locos, son seres que todavía no han decidido del todo en qué creer y en qué dejar de creer. En su mirada todo es posible", ha señalado.

Distancia de rescate se narra desde un presente, aunque gran parte de la historia sucediera uno o dos días antes, lo que añade dificultad a la hora de construir el relato. "Se narra con un diálogo entre dos personajes, una suerte de sesión de psicoanálisis en donde la verdad se construye a dos voces", ha matizado.

Schweblin ha apostado en esta ocasión por una nouvelle en lugar de un cuento, género en el que ha publicado la mayor parte de sus historias. La autora argentina ha explicado de hecho que, su intención previa, no era la de escribir una novela, sino un cuento que abandoné muchas veces y no terminaba de convencerle.

"Ocurrió que a mi cabeza de cuentista le llevó bastante tiempo entender que el problema con el que estaba lidiando era un problema de extensión, y que esta historia de ninguna manera podía contarse en quince páginas", ha afirmado.