Pablo Ramos: "Escribí 'La ley de la ferocidad' para dejar de darme botellazos en la cabeza"

  • 'La ley de la ferocidad' es una novela visceral que brota a partir de los pensamientos tras la muerte del padre de Ramos.
  • La obra gira en torno a la difícil etapa de la adolescencia, y lo novela como un adulto de desahogada posición económica, adicto al sexo, las drogas y el alcohol.
  • Ramos distingue un "alter ego" de un "yo literario" como la diferencia entre "un disfraz muy superficial y una construcción profunda de lo que quiere mostrar".
Pablo Ramos
Pablo Ramos
Paul Jaulin/ Santiago Williams de Alfaguara Argentina
Pablo Ramos

El escritor argentino Pablo Ramos construye en La ley de la ferocidad una novela visceral que brota a partir de los pensamientos que le asaltan tras la muerte de su padre, una obra "catártica" en la que, asegura, "golpeaba la máquina de escribir para no seguir dándome botellazos en la cabeza".

En esta novela, Ramos recupera al personaje de Gabriel Reyes, al que introdujo en El origen de la tristeza, cuando transitaba por la difícil etapa de la adolescencia, y lo presenta aquí como un adulto de desahogada posición económica, adicto al sexo, las drogas y el alcohol, que en los tres días del velatorio de su padre se enfrentará a su pasado, marcado por la desastrosa relación paterno-filial ante la falta de sintonía y comunicación.

Editada en Argentina en 2007, La ley de la ferocidad llega ahora a España de la mano de Malpaso, que en 2014 también editó El origen de la tristeza.

Al lector le será difícil diferenciar entre Pablo Ramos y Gabriel Reyes, al que el autor define no como su "alter ego", sino como un "yo literario", del que se sirve para que "un hecho real se convierta en literatura".

Cree Pablo Ramos en el poder transformador de una persona a través de la literatura, y ya desde el principio el personaje avisa en la novela que "el hombre que lo vive no es el hombre que lo escribe, pero va a comenzar a transformarse en él cuando decida escribir", simplemente "por el hecho de escribir".

En esta línea, Ramos explica que una vez le espetó a su padre: "Estoy harto de que nunca se pueda hablar con vos, tenemos que hablar", y que, una vez citados en un local, frente a dos vermús, "cuando voy a hablar -recuerda-, me quedo trabado y lo único que le digo es 'te odio' y me voy", aunque lo que quería decir es "odio este tipo de situaciones".

"Cuando transformo esa misma escena en literatura, lo que sucede es que agrego una interpretación del silencio de mi padre, dentro de un contexto literario, dentro de algo que comienza, te conmueve, se desarrolla y se extingue", detalla el escritor sobre su proceso creativo.

Cita el autor a Sartre cuando decía que un escritor "dinamita su vida y construye con los escombros de su biografía los ladrillos de su literatura", para discernir que "la diferencia entre Pablo Ramos y Gabriel Reyes es que Pablo es un escombro y Gabriel es un ladrillo".

"Con Pablo Ramos yo no puedo edificar nada, solo puedo derrumbar, pero con Gabriel Reyes puedo edificar una literatura que me representa espiritualmente", indica el autor, que precisa que nadie va a encontrar detalles de su vida privada en este libro, pero va a encontrar un "profundo mapa" de su alma.

Es en este punto donde el autor distingue un "alter ego" de un "yo literario" como la diferencia entre "un disfraz muy superficial y una construcción profunda de lo que quiero mostrar de mí, sobre todo de lo que me duele mostrar de mí, porque es ahí donde más me hundo yo".

Decisión moral

Para Pablo Ramos, el escritor se enfrenta siempre a una decisión moral, pues considera que importa tanto lo que deja dentro de la novela como lo que queda fuera.

"Yo no veo la literatura como un entretenimiento banal, la veo como una posibilidad de poseer la realidad, de tomarla por asalto", asegura el autor.

Ramos entiende que "una verdadera motivación es lo que da verdadero valor a una obra de arte" y, en este punto, cita alguno de sus libros de referencia, como El desbarrancadero, de Fernando Vallejo, Lolita, de Nabokov, Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca, o De profundis, de Oscar Wilde, que "no podrían existir sin una motivación clara".

En este sentido, Pablo Ramos cuenta que empezó a escribir La ley de la ferocidad tras sentir "un imperativo categórico" que nunca antes había sentido y que le impelía a "escribir y escribir", algo que cree que "quedó en la epidermis de las páginas", y para lo que llegó a vender los muebles de su casa pues "ya no tenía más para vivir -asegura-".

Pablo Ramos, (Buenos Aires, 1966) es autor además de la novela En cinco minutos levántate María, la colección de cuentos El camino de la luna y el libro de relatos Cuando lo peor haya pasado, con el que obtuvo los premios Fondo Nacional de las Artes y Casa de las Américas.

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