El administrador de Riofan se acoge a su derecho a no declarar

El administrador de Riofan, A.J.G, empresa del Grupo Levinsol cuya compañía matriz es Levalta, se ha acogido hoy a su derecho a no declarar tras ser llamado por el Juzgado de Instrucción número dos de Logroño dentro de un procedimiento de Afectados por Levalta.

El administrador de Riofan, A.J.G, empresa del Grupo Levinsol cuya compañía matriz es Levalta, se ha acogido hoy a su derecho a no declarar tras ser llamado por el Juzgado de Instrucción número dos de Logroño dentro de un procedimiento de Afectados por Levalta.

Tal y como refleja el auto, al que ha tenido acceso Europa Press, el administrador ha acudido a una vista oral en la que tenía que declarar en calidad de imputado-querellado.

En cuanto a los hechos por los que tenía que declarar, el abogado de una afectada por Levalta, Daniel Marín, ha explicado que el administrador "pretendía colocar" a ésta un piso "con una carga que superaba su valor". En concreto, el inmueble tenía una carga de Hacienda por 400.000 euros.

"Se trata de una querella interpuesta por estafa procesal contra el administrador de la sociedad Riofan, por cuando durante la tramitación de la causa civil contra una señora se ha detectado una carga de Hacienda sobre el inmueble que pretendía transmitir por 400.000 euros", ha relatado.

En el día de hoy, estaba prevista la toma de declaración del imputado pero éste "se ha acogido a su derecho a no declarar".

La demanda civil contra la afectada lo que pretendía era "el cumplimiento del contrato de compra venta del inmueble" pero esto, ha dicho Marín, "es imposible porque es un inmueble con cargas".

A la puerta de los Juzgados, miembros de Afectados por Levalta mostraban su apoyo a la persona que ha puesto la querella al administrador, y que se enfrenta a una causa civil, y han asegurado que forma parte de una "cascada" de juicios y vistas contra Riofan y Levalta.

Afectados por Levalta agrupa a personas que se sienten estafadas por la promotora, ya que les exige el pago de viviendas que ellos compraron pensando que estaban subrogadas a una hipoteca que no llegó y, por tanto, no pudieron escriturar a pesar de haber pagado, ya, una media de 40.000 euros.

"Cuando se levanten las alfombras seremos conscientes de la estafa de libro", ha explicado uno de los afectados que ya ha ganado dos juicios a Levalta y tiene pendientes siete.

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