Para Dover, el camino ha sido a la inversa. Adscritos a la furia venida de Seattle a mitad de la década pasada, en la línea de grupos como Nirvana o Silverchair, las guitarras han ido perdiendo protagonismo en el sonido de la banda con los años.
Tras el éxito apabullante de su segundo disco Devil came to me, que fue como su debut para el gran público, la banda de las hermanas Llanos ha ido trasformándose paso a paso. Después de cinco discos y varias giras multitudinarias, Dover han encontrado su lugar en un intersticio entre fiereza y frivolidad. Un espacio de hedonismo con punteos que las ha devuelto a lo más alto de las listas. Habrá que ver si les han dado un barniz a los éxitos de sus comienzos como Serenade o Loli Jackson.
* Estadio Enrique Puga. Hoy. Apertura de puertas a las 20.30 horas. Entradas en taquilla: 20 euros.
La llamada de la pista
Dover ha sentido la llamada de la pista de baile. Con tal impetu que, a juzgar por las coreografías de su líder Amparo, cualquiera diría que se trata de un requerimiento casi místico. El giro temático les ha salido redondo y su cantante se merece un puesto ya en la próxima edición de Mira quien baila.
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