El Centro de Arte de Época Moderna (CAEM) de la Universidad de Lleida (UdL) ha identificado una obra inédita de Joaquín Sorolla (1863 - 1923). Se trata de una pintura al óleo sobre una pequeña tabla (34,6 por 16,8 centímetros), que muestra un paisaje fluvial o lacustre. El artista ejecutó la obra con una técnica muy depurada seguramente en los primeros años de su carrera artística.

Los exámenes basados en diferentes radiaciones electromagnéticas, visibles e invisibles, como por ejemplo la luz blanca, la ultravioleta, la infrarroja y los rayos X, han permitido al equipo del CAEM aproximarse al proceso de creación pictórica de la obra, confirmando los paralelismos técnicos y estilísticos entre esta pintura y el corpus de Joaquín Sorolla.

La radiografía, además, ha revelado la presencia de una pintura subyacente. Según los expertos, todo apunta a que Sorolla pintó el paisaje en una tablilla donde había una figura humana, dibujo muy probablemente pintada por el mismo artista. Prueba de ello es también la incisión que se observa en el ángulo superior izquierdo del cuadro, correspondiendo seguramente a esta primera composición, actualmente imperceptible a simple vista a causa de la segunda capa pictórica.

Si bien no se dispone de documentación sobre la creación de esta pieza, los investigadores del CAEM han tomado como referencia la firma para datarla. Esta se corresponde con las rúbricas de la primera época de Sorolla, y se intuye, así mismo, un ''81'', por lo que han considerado que fue ejecutada al 1881. En este momento, el pintor valenciano se encontraba en el inicio de su carrera artística. Empezó a pintar al aire libre animado por uno de sus profesores, Gonzalo Salvà, y después por el pintor Ignacio Pinazo Camarlench, durante su etapa de formación a la Real Academia de Bellas Artes de Santo Carles de Valencia (1878 - 1881).

La pintura evidencia el interés de Sorolla por el realismo y su gran destreza en la ejecución de las pinceladas rápidas y precisas. El pintor humaniza el paisaje con la silueta de una torre y una cúpula en el horizonte, y también aparecen unos cables eléctricos, instalados pocos meses antes en Valencia. Los autores del estudio también destacan la presencia de una franja anaranjada, en el cielo que se refleja también al agua, un recurso habitual en algunas obras del pintor de la misma época, como Lavadoras del Turia (1879), Aparición de Cristo a los apóstoles (1882) o Paisaje del Algar de Valencia (1882).

Los investigadores del CAEM, así como Blanca Pons Sorolla, bisnieta del pintor y experta en su obra, remarcan la excepcionalidad de esta pintura, ''puesto que se conservan muy pocas de esta época tan temprana tan acabadas y con esta calidad''. Los propietarios de la obra, que la adquirieron como anónima en una subasta online, encargaron en 2014 un estudio al centro para determinar la autoría.