
La ambiciosa empresa privada de transporte espacial Space X trató de llevar a cabo el pasado sábado un experimento que no se había intentado hasta entonces: el aterrizaje controlado del cohete Falcon 9 en la Tierra para que, de este modo, pudiera ser reutilizado.
A pesar de que la nave de carga Dragon llegó con éxito a su destino, la Estación Espacial Internacional, la segunda parte de la misión —el reciclado de cohetes— fracasó estrepitosamente, según publica BBC News.
El cohete Falcon 9, que debía haber aterrizado en un portaviones no tripulado en el Océano Atlántico de manera controlada, terminó impactando en la plataforma.
"El cohete llegó al puerto espacial, pero aterrizó con fuerza. Ha estado cerca, pero no ha podido ser. Aún así es un buen augurio para el futuro", señaló Elon Musk, el presidente de la compañía SpaceX, en su cuenta de Twitter.
Rocket made it to drone spaceport ship, but landed hard. Close, but no cigar this time. Bodes well for the future tho.— Elon Musk (@elonmusk) enero 10, 2015
Las posteriores investigaciones para determinar los problemas que pudieron provocar la colisión del cohete contra la plataforma parecen indicar que el aparato se quedó sin fluido hidráulico antes de posarse; una consideración a tener en cuenta en los próximos vuelos que lleve a cabo la compañía privada norteamericana SpaceX, cuyo presidente ya ha anunció a través de la red de microblogging que a partir de ahora las naves llevarán un 50% más de dicho fluido para tener "más margen de aterrizaje".
Upcoming flight already has 50% more hydraulic fluid, so should have plenty of margin for landing attempt next month.— Elon Musk (@elonmusk) enero 10, 2015
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