"La Urbana ejerce la autoridad de la peor manera posible con nosotros, de forma fascista", asegura Enric d’Armengol, que toca la guitarra en las calles de Barcelona y es vocal de la Associació de Músics i Intèrprets de Ciutat Vella.
Para hacer frente al acoso policial que aseguran que existe y hacer oír su voz ante el Ajuntament, esta y otras entidades de músicos callejeros –la Associació de Músics del Metro y la Associació de Músics i Artistes del Park Güell– se han unido en una coordinadora.
Según d’Armengol, su objetivo es "unificar criterios, actuar de forma coordinada" y ser una herramienta de defensa para "los que se ven obligados a trabajar sin permiso". Cada asociación, a excepción de la de los músicos del metro –sin quejas importantes– tiene sus propios frentes abiertos.
La de Ciutat Vella, explica d’Armengol, está trabajando desde la primavera con el Distrito para modificar la normativa para músicos callejeros que existe en la zona. La entidad reclama que, con la nueva regulación, aumenten los puntos para músicos en Ciutat Vella, que son 23 y se dividen por turnos.
"Son una miseria, lo que obliga a muchos a buscarse la vida en lugares donde no tienen permiso", apunta d’Armengol. De este modo se exponen al decomiso de instrumentos y a multas de 200 euros –en 2014 se impusieron 369, un 26,3% menos que en 2013–. Otras de sus exigencias son que se les permita usar amplificadores cuando actúan y vender CD.
Los músicos del Park Güell, por su parte, también se quejan de la presión policial. Aseguran que ha aumentado desde que la parte monumental es de pago y lo atribuyen a que el Ajuntament pretende "que el turista piense que hay que comprar entrada para acceder a cualquier parte del parque" y le molesta el hecho de que toquen porque ponen "de manifiesto que hay un área pública".
La normativa del metro, "ejemplar"
Ruben Hernández, presidente de la Associació de Músics del Metro, asegura que la regulación para tocar en el suburbano funciona de forma "ejemplar". "Las instituciones siempre nos preguntan antes de actuar. El modelo del metro se debería extender a la calle y las normativas se deberían redactar consultando a los artistas, que son los que conocen la vía pública", afirma.
"Resulta inconcebible que se persiga así la cultura"
Nelson Poblete, presidente de la entidad que agrupa a los músicos del Park Güell y, según el currículum que declara, doctor en Historia, explica que "los músicos callejeros actúan en el parque desde finales de los años 80", con lo que han pasado a "formar parte de la cultura popular". "Me resulta inconcebible que el Ayuntamiento persiga así la cultura en una obra de Gaudí", afirma.
En su opinión, la actividad de los músicos callejeros en el Park Güell "debería ser regulada y no criminalizada". "Esperamos que el trabajo que están llevando a cabo los músicos de Ciutat Vella para que se modifique la normativa allí sirva de trampolín para que también se redacte una regulación para nosotros", señala Poblete.
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