La calle-mecano

En Alcazabilla, como le pasó a Ibn Gabirol, te descuidas y te mueven.
En mi infancia, la calle Alcazabilla era ruidosa.
En mi infancia, la calle Alcazabilla era ruidosa.
En mi infancia, la calle Alcazabilla era ruidosa.
En mi infancia, la calle Alcazabilla era ruidosa. Había tráfico, vociferantes vendedores de cupones, una confitería con los mejores pasteles del mundo. El filósofo andalusí Ibn Gabirol ya era una figura de bronce (corrían los años setenta del siglo XX), pero tenía un pedestal con su nombre y un jardín dedicado.Pobrecito Gabirol. Entonces estaba al otro lado de la acera, junto a lo poco que asomaba del Teatro Romano. Pero en la calle Alcazabilla te descuidas y te cambian de sitio.

Hacia 1992 se cambió de sitio la Casa de la Cultura (en realidad fue abducida por los extraterrestres: nunca más se supo de ella) que algún prócer iluminado había colocado en los cincuenta justo sobre las ruinas del Teatro Romano. De su infortunada ubicación se culpaba al franquismo y a su desinterés por la cultura. La restauración interminable a la que viene siendo sometido el teatro (son ya 15 años de obras) no deja, lamentablemente, en mucho mejor lugar a los regidores democráticos. A lo mejor es porque el dinero se fue para el Museo Picasso, para la reinvención de la Judería (que en jerga administrativa se llama puesta en valor).

Ahora la calle es peatonal, y está invadida por el sereno hedonismo de quienes consumen bebidas en las terrazas al aire libre mirando cómo alrededor se montan y desmontan casetas portátiles para todo tipo de eventos. Alcazabilla es para los planificadores de la ciudad como aquellos juegos de construcción con piezas que se encajaban y desencajaban.

Dentro de poco, el cine Albéniz pasará a ser propiedad municipal para convertirse en cine-teatro. Al menos no desaparecerá la mejor cartelera de la ciudad. Y me pregunto dónde pondrán a los vagabundos que, con el buen tiempo, se hacen la cama en la ladera de césped junto a las tapias del Picasso. Ayer por la mañana se despertaron con una ducha fría, pues los aspersores de riego también están programados para moverse por sorpresa. Cuidado: te descuidas y te cambian de sitio.

Y las anteriores, en...

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