La fila serpenteaba sobre  la explanada delantera del edificio. Los aspirantes, de entre 18 y 30 años, calentaban sus voces o simplemente echaban el rato bajo un sol cada vez más veraniego. Unos venían solos, otros en grupo y algunos con guitarra.

Canciones y palmas surgían de la cola. Desde Niña, piensa en ti, de Los Caños, hasta un menos comercial Málaga, la bombonera, pasando por los éxitos de otras ediciones de OT. Miles de historias a cada paso de la fila. «No sé para qué os habéis traído esto», regañaba una mujer a su pareja y a su hijo mientas señalaba las bolsas que les rodeaban. Y a pocos metros había un vendedor de DVD con canciones de Bisbal para karaoke. En otro punto, una repartidora de folletos de comida rápida. OT es negocio desde el casting.

Verónica Vera. 19 años. «Estoy aquí desde las 7.20 horas. Me gustaría aprovechar OT para aprender a cantar mejor. En la pizzería en la que trabajo todos dicen que lo hago muy bien. Fui seguidora, sobre todo, de la primera edición. Me gusta Mónica Naranjo».

Ángel López. 18 años. «David Bisbal es uno de los cantantes que más me gustan de Operación triunfo. Y cantar baladas me encanta. He visto las anteriores ediciones del concurso. Actualmente, estudio primer curso de grado superior de música».

Rubi Saayad. 54 años. «Llegamos de Benalmádena a las 8.00 horas para acompañar a mi hija. Su profesora de música dice que canta bien y que es bueno que venga para tener una experiencia. No me importaría que fuera a televisión».