Un equipo tan sencillo como una antena Wi-Fi y un ordenador portátil fue lo único que se empleó en el mayor robo de datos de la historia. Durante dos años, varios individuos no identificados escucharon las conversaciones entre los dispositivos inalámbricos de mano utilizados por los empleados de un centro comercial de la firma Marshall, en Minessotta. De esta forma consiguieron acceder al sistema de ordenadores de la tienda para obtener los datos de numerosos clientes.Los intrusos han podido acceder a los datos de 50 a 200 millones de tarjetas de crédito, además de números de licencias de conducir, de la seguridad social e identificaciones militares de casi medio millón de clientes.
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