Mohamed el Bakkali trabajaba para Jamal Zougham en el locutorio de Lavapiés —en calle Tribulete—. "Él solía ir al gimnasio en torno a las 10 de la noche, en plaza Elíptica", asegura.
El Bakkali ha reconido que llamó a Mohamed Afalah —presunto autor material de los atentados y muerto en Irak— por teléfono para un trabajo de albañilería: "Cogía su teléfono, y le llamé para un presupueto de una obra", asegura.
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