Los bares y restaurantes trabajan con dinero en efectivo, «y meter la mano en la caja –continúa– es relativamente fácil, así que las cámaras permiten a los dueños controlar al personal: a qué hora abren el bar, qué tipo de clientela entra, si se invita o no a la gente, la limpieza de la barra...».
Ahuyenta a los carteristas
La mitad de los establecimientos, asegura García, «ya utilizan este sistema y desde hace unos meses cada vez son más los empresarios que lo solicitan». El propietario de la Antigualla I y II decidió hace cuatro meses colocar cámaras de seguridad en sus dos locales «para ahuyentar a los carteristas y vigilar lo que pasa en mi bar cuando no estoy. Además, si alguien entra a robar, la imagen queda registrada en el disco duro del ordenador y puede ayudar a la Policía a detener al ladrón».
Los empleados, sin embargo, no están tan contentos con ser observados. «Es complicado saber que el jefe desconfía de ti, pero supongo que habrá tenido malas experiencias anteriores», afirma uno de los trabajadores de un bar situado en la zona de Elvira. Un dato: también se vigila al cliente.
La Policía tiene un registro
Los precios de los sistemas de seguridad han bajado y éste es uno de los motivos, según Juan Carlos Ronquillo, comercial de Extiman, «del aumento de la demanda. Es una inversión que compensa en determinados sectores como el de la hostelería». La instalación de las cámaras debe realizarse por una empresa especializada y ser comunicada a la Policía.
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