'Interstellar', la fascinación del hombre por los misterios del espacio regresa al cine

  • El viernes 7 de noviembre se estrena en España 'Interstellar', película de ciencia ficción dirigida por Christopher Nolan y protagonizada por Matthew McConaughey.
  • Hace solo un año, otra película del espacio, 'Gravity', arrasó en taquilla.
  • El hombre ha usado siempre el cine para reflejar su curiosidad por el universo.
  • LISTA: Las mejores películas del espacio.
Escena de la película 'Interstellar'.
Escena de la película 'Interstellar'.
Warner Bros.
Escena de la película 'Interstellar'.

¿Qué hay más allá de nuestra galaxia?, ¿existe vida extraterrestre inteligente?, ¿encontraremos otros planetas habitables?, ¿podremos recorrer algún día las distancias de años luz que separan unos astros de otros? Son muchas las preguntas que el vasto universo suscita en el ser humano, intrigado por lo desconocido desde el principio de los tiempos.

Esta fascinación por las estrellas, esa curiosidad que llevaba al agente Mulder a creer que "la verdad está ahí fuera", es el núcleo de la película de ciencia ficción Interstellar, última y esperada obra de Christopher Nolan, que llega a los cines este viernes 7 de noviembre. El padre de éxitos como Origen o la última saga de Batman, lanza ahora al oscarizado Matthew McConaughey a una aventura de exploración espacial.

La acción se sitúa en un futuro distópico en el que el planeta Tierra está a punto de quedarse sin recursos. Lo crítico de la situación lleva a un grupo de exploradores a internarse en un agujero de gusano con la esperanza de encontrar una solución al problema. Esta historia se basa en la teoría del experto en relatividad Kip S. Thorne, que afirma que los agujeros de gusano se pueden usar como portales para viajar a través del espacio y el tiempo.

La película, que ya ha recibido buenas valoraciones, llega sólo un año después de la última y exitosa incursión cinematográfica de Hollywood en el espacio. En 2013, Sandra Bullock dejó sin aliento a la audiencia gracias a Gravity, una historia de supervivencia de una astronauta en el espacio tras un grave accidente. La cinta, que demostró que en ciertos momentos la tecnología 3D sí puede aportar valor añadido a un filme, permitió al mexicano Alfonso Cuarón ganar el Oscar a mejor director.

Pero la relación del celuloide con el firmamento se remonta mucho más atrás, más de un siglo en el pasado. Fue en 1902 cuando Georges Méliès, ilusionista francés que se convirtió en uno de los primeros grandes cineastas de la historia, utilizó su ingenio y ánimo innovador para rodar Viaje a la luna, donde se narra la llegada de seis astrónomos al satélite de la Tierra.

La película de Meliés, que alberga una de las imágenes más populares de la historia del cine —un cohete ensartado en la cara de la luna—, abrió las puertas al fructífero vínculo entre los relatos espaciales y la ciencia ficción. Desde entonces, la aventura y la fantasía han estado íntimamente ligadas a los relatos galácticos, aunando así la curiosidad por lo desconocido y el anhelo de que lo descubierto resulte asombroso, casi mágico.

Ningún relato resume mejor esa sensación que el de 2001: Una odisea del espacio (1968), película de culto de Stanley Kubrick y ejemplo perfecto de historia de ciencia ficción. En un hipnótico entorno espacial que es al mismo tiempo telón de fondo y elemento clave de la trama, el largometraje reflexiona sobre los orígenes del hombre.

¿Qué hay ahí fuera?

La obra maestra de Kubrick destaca por su gran carga de realismo científico, aunque la mayoría de las películas espaciales optan por la ficción antes que por la ciencia a la hora de enfrentarse a la ecuación que propone el género.

Aun así, la esencia —el ansia por explorar, por conocer y maravillarse ante todo lo que es nuevo— se mantiene en todos los casos. Es obvio incluso en propuestas infantiles cargadas de fantasía como Exploradores (1985), una aventura ochentera en la que tres niños (entre los que se encuentran unos jovencísimos Ethan Hawke y River Phoenix) construyen una nave espacial y emprenden un viaje hacia otra galaxia.

No es extraño ese punto en común entre filmes tan dispares. Al fin y al cabo, la emoción que produce el descubrimiento de algo nuevo es una realidad inherente a la curiosidad infantil, pero no desaparece al crecer. Es ese impulso explorador que nace del niño que todos llevamos dentro el que ha llevado a varios grupos de astronautas al planeta vecino (Misión a Marte y Planeta Rojo), el que llevó a varias naves a investigar los confines del universo (Horizonte final) y el que, durante décadas, ha acompañado a la tripulación de la Enterprise (Star Trek) en sus viajes por "el espacio, la última frontera".

Pero el espacio exterior no sólo representa emoción aventurera, también es sinónimo de riesgo. Se trata de un medio hostil para el ser humano y su parte desconocida puede ser aún más peligrosa. El cine ha sabido aprovechar muy bien esa dualidad de atractivo y temor que produce el universo en el ser humano.

En todas las películas citadas abundan los peligros mortales, aunque en ninguna se hace tan patente la amenaza como en las de acción y terror. Bien lo saben Bruce Willis y su equipo de perforadores, que en Armageddon (1998) sufrieron mil penurias (pérdidas humanas incluidas), en su misión de destruir un gigantesco asteroide que se iba a estrellar con la Tierra. Bien lo saben Clint Eastwood y su equipo de veteranos (Tommy Lee Jones, Donald Sutherland y James Garner) de Space Cowboys (2000), quienes fueron enviados al espacio por la NASA para reparar un viejo satélite soviético y acabaron enfrentándose a más imprevistos de los esperados. Y bien lo sabe Sigourney Weaver, que como Teniente Ripley en las películas de Alien descubrió que "en el espacio nadie puede oír tus gritos".

Pero en la inmensidad del espacio, probablemente infinito, hay hueco para muchos más enfoques. Algunos pensarán en Star Wars, que en español se conoce como La guerra de las galaxias, pero lo cierto es que ahí el espacio es poco más que un elemento secundario. Otros citarán Solaris, con la que el director soviético Tarkovski hizo en 1972 una profunda reflexión metafísica y que el estadounidense Steven Soderbergh reinterpretó en 2002 centrándola más en la relación de pareja de los protagonistas.

Y no se puede dejar pasar Apolo 13 (1995), una de las poquísimas películas espaciales totalmente realistas. La cinta, protagonizada por Tom Hanks, relata los problemas con los que se encontró la nave homónima cuando en 1970 despegó rumbo a la Luna. La misión, que finalmente fue abortada, se hizo muy popular debido a la frase pronunciada por el astronauta John Swigert: "Houston, tenemos un problema". La película, dirigida por Ron Howard, obtuvo nueve nominaciones a los Oscar, pero sólo ganó en las categorías de Mejor Montaje y Mejor Sonido.

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