Ventajas

Desde casa: No es necesario desplazarse, una ventaja indiscutible para personas con problemas de movilidad o para aquellos que viven en lugares aislados. Un ahorro de tiempo, energía y dinero para todos.

A cualquier hora: Cada alumno puede diseñarse su propio horario según le convenga. Tras el trabajo, por la noche, a primera hora...

Más económico: La educación por Internet suele ser más barata, ya que un profesor puede atender a más alumnos y no se requiere una infraestructura física costosa. Además, hay cantidad de cursos gratuitos.

A tu ritmo: En una clase siempre habrá alumnos que superen el nivel y otros que no lo alcancen. En Internet cada uno establece su ritmo.

Para tímidos: Aquellos con problemas para hablar en público pueden encontrar en Internet la solución para comunicarse con el profesor y con los compañeros.

Inconvenientes

El equipo: Es necesario disponer de un ordenador, los programas adecuados y una conexión a Internet.

El uso del ordenador: Sólo hacen falta conocimientos mínimos, pero para muchas personas manejar un teclado y el ratón sigue siendo una operación de riesgo.

Sin horarios rígidos: No saber gestionar el tiempo con disciplina puede llevar al fracaso en la formación.

La distancia: La comunicación por Internet es más fría. Esto puede ser un obstáculo en el desarrollo de determinados cursos.

Qué se debe exigir

Temas: Nos deben ofrecer el temario completo y detallado, con los ejercicios y el sistema de evaluación.

Duración: Debe constar claramente.

Recursos: Apuntes y manuales que se proporcionan, los ejercicios, los exámenes...

Tutorías: Qué tipo de asistencia se ofrece y si tiene algún tipo de limitación, teléfono y correo electrónico.

Títulos: Qué tipo de certificación o titulación se ofrece y quién la expide.

Demostración: Para tener una prueba definitiva de su calidad es muy útil poder disponer de uno de los temas reales del curso antes de realizar la inscripción.

En persona

Manuel Martín: 28 años, curso de idiomas

"Estuve mirando los cursillos en Internet y había muchas posibilidades, pero al final decidí venir a clase. He estudiado inglés en el colegio muchos años, así que tengo una buena base, pero lo que me interesaba era mejorar mi pronunciación. Creo que para otras cosas puede estar bien, pero para los idiomas es fundamental la conversación, y en eso Internet está algo más limitado".

Alba Herranz: 36 años, ciberuniversitaria

"Me puse a trabajar cuando terminé el bachillerato y hace unos años me entraron ganas de estudiar. Con mi jornada laboral es imposible ir a clase, así que me metí en Historia a distancia. Intento hacer tres o cuatro asignaturas cada año. Internet me sirve para hacer la matrícula y resolver algunas dudas, pero hay que estudiar como siempre, con los codos encima de la mesa".