La Universidad de Virginia retoma las clases

  • Asociaciones que defienden el derecho a poseer armas denuncian la prohibición de llevarlas en el campus.
  • Según un responsable de uno de los colectivos, la catástrofe se produjo porque los estudiantes no pudieron defenderse.
  • El edificio donde fueron asesinadas 30 personas permanecerá cerrado durante todo el semestre.

La Universidad Politécnica de Virginia, donde el pasado lunes un estudiante surcoreano mató a 32 personas y se suicidó, reanuda hoy sus actividades, justo una semana después del suceso, mientras prosiguen las investigaciones y debates en torno al incidente.

La universidad situada en Blacksburg, a 450 kilómetros al suroeste de Washington, espera el retorno de la mayoría de sus 26.000 estudiantes para la etapa final de este curso, mientras se completan los funerales de las víctimas de Cho Seung Hui.

"Desde el punto de vista de mi universidad tenemos que seguir adelante", dijo el portavoz de la Politécnica, Larry Hincker. "Haremos todo lo que podamos -subrayó- para reorganizar este sitio e impedir que algo así vuelva a ocurrir".

El edificio de aulas Norris, donde Cho dio muerte a 30 personas y luego se suicidó, permanecerá cerrado durante el resto del semestre, y las autoridades han tomado medidas para limitar la presencia de los medios de comunicación.

"Nadie los pudo defender"

Lejos de cuestionarse, la necesidad de poseer armas se ve en los Estados Unidos más legitimiada que nunca tras la masacre de Virginia.

Los colectivos que defienden su uso y su casi libre comercio proponen un control más estricto sobre quién puede tener un arma, afirmando que la masacre es "un clavo enorme en el ataud del control de armas", en palabras de Philip Van Cleave, presidente de una de las asociaciones más importantes del estado de Virginia.

No obstante, Cleave afirma que "hubo tantas muertes porque nadie los pudo defender", en referencia a la prohibición que las autoridades imponen a la hora de portar armas en los recintos universitarios.

En este sentido, el responsable afirmó que se necesitan personas que "se defiendan de estos ataques".

Para él, la tragedia puede suponer un impulso que haga dar frutos al esfuerzo realizado durante años para permitir que los estudiantes puedan llevar armas al campus.

"En la próxima sesión legislativa, en enero, lucharemos por que los estudiantes de más de 21 años puedan llevar armas para legítima defensa".

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