El Ayuntamiento de Málaga, a través de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) y en coordinación con el Área de Movilidad, va a ejecutar un plan de reparación de carriles bus en diversas calles de la ciudad con el objetivo de reforzar el firme y mejorar así la circulación y la seguridad vial.

La mesa de contratación de la GMU ha propuesto la adjudicación de estas obras, que cuentan con una inversión municipal de 241.903 euros, a la empresa Malagueña de Asfaltos (Masfalt).

El plazo de ejecución de esta actuación es de dos meses, según ha informado el Ayuntamiento en un comunicado, añadiendo que Masfalt ha ofertado una baja a los precios del 26,01 por ciento, lo que supondrá la realización de más unidades de obra.

Debido a la intensidad de tráfico, algunos carriles bus tienen una capa de rodadura deteriorada, agravándose con la acción de la lluvia u otras circunstancias, motivo por el cual se ha elaborado este plan de mejora.

Tres zonas

La actuación se divide en tres zonas. Una de ellas comprende las avenidas Andalucía y Carlos Haya, las calles Alonso de Palencia e Hilera, plaza de la Marina y Alameda Principal.

Otra zona engloba las calles La Hoz, Ayala y Salitre y Pasillo del Matadero, y una tercera, el Paseo del Parque, según han precisado desde el Ayuntamiento malagueño.

En la ejecución de las obras se llevará a cabo el extendido de una capa de aglomerado asfáltico, que permitirá reforzar el firme existente y la regularización de la capa de rodadura. Todos los trabajos descritos podrán realizarse también en horario nocturno y en algunos casos concretos será preciso ejecutar con anterioridad canalizaciones de servicios.

Para la adjudicación de las obras, se ha valorado la disponibilidad y capacidad de la empresa adjudicataria para la aportación, el extendido y compactación de mezclas bituminosas tipo SMA (Stone Mastic Asphalt), así como la experiencia en betunes mejorados con caucho procedente de neumáticos o en modificados de alta viscosidad.

Estos materiales aprovechan neumáticos reciclados, lo que favorece la sostenibilidad y a su vez disminuye sustancialmente los ruidos —hasta en seis decibelios—, traduciéndose, al final, en un mayor confort.