Después de dos años de pausa interpretativa en los que ha buscado papeles que "pudiera defender", María Barranco (Málaga, 1961) regresa a los escenarios con el género que domina, la comedia. Cancún, una obra del catalán Jordi Galcerán (Burundanga), reflexiona sobre los arrepentimientos y las decisiones que se toman de manera irracional en la juventud. ¿Qué hubiera ocurrido si hubiera estudiado otra cosa? ¿Si me hubiera casado con otra pareja? ¿Cómo cambiaría mi vida?

Vuelve a los escenarios con Cancún, obra de Jordi Galcerán, uno de los autores teatrales de comedia más importantes. ¿Tranquiliza estar en sus manos?

No tranquiliza, estoy de los nervios. Además, cada vez me suelo poner más nerviosa. Me he pasado los dos últimos años sin trabajar porque no he visto ningún proyecto que pudiera defender. Eso sí, cuando leí Cancún pensé que Galcerán había escrito el papel para mí. El personaje es como un vestido hecho a medida.

También trabaja bajo las órdenes de Gabriel Olivares, que ahora mismo tiene al menos media docena de producciones teatrales en cartel. ¿Da miedo pensar que con tanto trabajo descuide esta obra?

Para nada. Estoy enamoradísima de Olivares. Ha sido un flechazo. Cuando un actor no está bien dirigido tiene la sensación de que está desnudo en el escenario, de que se le va a ver el culo. Y con él me siento muy vestida.

Echando la vista atrás, como hace su personaje en Cancún, ¿cree que tomó la decisión correcta cuando abandonó la carrera de Medicina y se centró en la interpretación? ¿Se ha arrepentido alguna vez?

Yo creo que los pacientes han ganado en salud (risas). Sí que es verdad que en la vida te planteas qué hubiera ocurrido si hubiera cogido otro tren. Pero vamos, no. Me encanta mi profesión, soy una privilegiada. Me gusta mucho mentir, como digo yo. Porque nosotros nos dedicamos a mentir para que la gente se lo crea. Y yo soy muy mentirosa.

¿Le cuesta encontrar papeles? ¿Es la edad un hándicap en esta profesión?

No, porque afortunadamente está el teatro. En teatro, los personajes de jovencitas son damitas. Sin embargo, los personajes con personalidad ya tienen una edad. Sí que me enfado con los directores de casting porque el papel de madre lo hace una de 30 años que tiene una hija de 20. ¿La tuvo con la primera regla? Los papeles de madre los tengo que hacer yo, actrices de mi edad, no de 30 años. Me enfado con las televisiones porque quieren bajar las edades.

¿Es el mundo de la interpretación machista?

No, aunque es cierto que mientras que a los tíos se les dice que los maduritos están interesantes con canas, de nosotras solo piensan: qué vieja está. Creo que cada vez va a haber más papeles femeninos porque hay más mujeres guionistas y directoras que escribirán historias desde su mundo femenino.

En una entrevista en 2009 dijo que “en épocas de crisis el teatro va mejor”. Ahora en 2014, ¿sigue pensando lo mismo?

Es verdad que en época de crisis el teatro va mejor. Pero es que encima de la crisis tenemos el 21% de IVA, no nos dejan. Piensas a ver cómo nos lo pueden poner peor. El IVA nos ha hecho muchísimo daño. Las producciones se tienen que ceñir a repartos de pequeños actores porque no hay presupuesto sobre todo una compañía de teatro comercial.

Hace unas semanas dimitió Gallardón, Ana Botella anunció que no se va a presentar a la reelección…

Uy, estoy encantada. Soy feliz.

... ¿cree que es el turno de que haga lo mismo el ministro de cultura, Jose Ignacio Wert?

Lo tenía que haber hecho desde hace mucho. No tiene vergüenza. Además es un hombre que no da la cara porque no asiste ni a la ceremonia de los Goya ni a cualquier evento en el que puedan ser críticos con él.

Después de tantos años de carrera interpretativa, ¿le dan miedo las críticas?

Sí, me da miedo todo. Siempre me ha dado miedo que me echaran de la película, que dijeran: nos hemos equivocado contigo. Aunque ese gusanillo está bien tenerlo. Una tiene que tenerlo siempre.

Ahora mismo tiene otro proyecto que lleva guardado en el cajón más de un año, la serie He visto un ángel, que protagoniza junto a Antonio Resines. ¿Tenía ganas de enfundarse un papel de mala?

Ese proyecto se cayó y quitaron a mi personaje. Y eso que estaba encantada de la vida de ser la mala... pero al final no. Me gustaría hacer de mala. Un papel de asesina, de matar… Una con Álex de la Iglesia.

¿Por qué la gente debería ir a ver la obra?

Bueno, porque estoy yo. ¿Te parece poco reclamo? (risas). Pues porque en una hora y media se van a ir a Cancún y se lo van a pasar muy bien. No van a tener que hacer el viaje largo, ni estar apretados en tercera.

¿Qué proyectos futuros tiene? Tengo un proyecto de teatro muy bonito, un monólogo de la novela Las mil noches de Hortensia Romero. La vida de una puta, una joya de papel. Ya te diré si soy capaz de hacerlo. (risas)

María Barranco nació hace 53 años en Málaga. Dejó la carrera de Medicina para dedicarse de lleno a la interpretación. Con 20 años llegó a la estación Atocha de Madrid, besó el suelo y gritó: "ya soy actriz". En la capital, trabajó unos años en teatro y en 1986 dio el salto al cine con El elegido. La fama y el reconocimiento llegaron en 1988, con la película de Pedro Almodóvar Mujeres al borde de un ataque de nervios. Desde entonces ha trabajado intensamente en el cine y la televisión.