Los perros bajan al metro de Barcelona por primera vez

  • Pueden usar el suburbano atados con una correa y llevando bozal.
  • El Ayuntamiento destaca que era el paso que faltaba en una ciudad "animalista".
  • Los usuarios del metro aceptan con normalidad el acceso de los animales.
Una usuaria del metro de Barcelona entra en el suburbano acompañada por su mascota.
Una usuaria del metro de Barcelona entra en el suburbano acompañada por su mascota.
EFE
Una usuaria del metro de Barcelona entra en el suburbano acompañada por su mascota.

Los perros no pueden sonreír pero sus dueños sí y este miércoles amplias sonrisas iluminaban los rostros de la docena de animalistas que han llevado a sus canes a la estación de metro de Diagonal para participar en el acto de entrada en vigor de la nueva normativa que les permite bajar juntos al suburbano barcelonés.

Hasta este 1 de octubre, solo podían acceder al metro los perros guía, los de asistencia (identificados con una chapa y capa azul), los que acompañan a los empleados de seguridad y los que se llevan en transportines rígidos que cubren todo el animal.

Desde este miércoles, están autorizados a acceder al metro, en determinadas condiciones, los perros identificados electrónicamente con un chip e inscritos en el registro censal municipal.

El concejal Jordi Martí, que ha acudido a la cita acompañado de Aragón, un pastor alemán, ha recordado las principales limitaciones: los dueños deben llevar la documentación del perro, no pueden viajar en hora punta, han de usar bozal, ir atados a una correa de menos de 50 centímetros y no pueden utilizar las escaleras mecánicas.

Martí ha señalado que Barcelona no podía continuar llamándose ciudad amiga de los animales sin normalizar el acceso de todos los perros al metro y ha asegurado que el paso dado "es una gran victoria de la buena convivencia".

En el concurrido intercambiador de Diagonal, la mayoría de los usuarios del metro se mostraban más sorprendidos por la presencia de centenares de cámaras que por la de una docena de canes de talla media o grande.

Sorpresa

Los protagonistas del evento, los perros, parecían algo descolocados pero confiados por tener a sus dueños al lado, mientras centenares de personas apresuradas circulaban a su alrededor.

Un buen ejemplo de calma era Vadim, un galgo que permanecía tranquilo mientras su dueña, Lisi Gutiérrez, manifestaba su satisfacción por un esperado cambio en la normativa que asegura que le será muy útil.

"Estábamos muy limitados a movernos a pie por nuestro barrio, aunque ya podíamos ir en tren o en los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya. Los usaremos mucho. La gente nos ha recibido bien", ha explicado Lisi.

Entre los pasajeros, la preocupación más común expresada era que los perros puedan hacer sus necesidades en el metro. La ama de Vadim lo descarta y asegura que ningún perro que baje al metro se verá tentado de marcar el territorio con orín o defecar en el metro porque no se sienten lo suficientemente cómodos en este espacio.

Pocos usuarios han rechazado totalmente que se permita a los perros viajar en el metro barcelonés.

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