El pasado 20 de noviembre, el Ayuntamiento emitió un decreto que establecía que los niños que fueran en carro debían viajar en el bus urbano sentados en sus cochecitos y debidamente sujetos, en la plataforma central, sin dificultar el paso y en posición contraria al sentido de la marcha.
El comité de empresa de Tuzsa recurrió argumentando que está prohibido transportar objetos que «atenten contra la seguridad de los clientes». Ahora, el Juzgado de lo Social número 4 ha desestimado la demanda alegando que un niño no es «una carga» y que antes, cuando había que subir con la silla plegada y el niño en brazos, existía «riesgo de caída». La sentencia ratifica que los carros entrarán por delante y habrá un máximo de dos por bus.
Los problemas de los padres
Subir a un autobús con un niño continúa siendo complicado. La nueva norma mejora la situación, pero aún sigue habiendo barreras difíciles de sortear. La mayoría de los autobuses actuales llevan una barra que divide la entrada de viajeros en dos y no deja espacio suficiente para que puedan pasar los carritos. Además, cuando hay muchos viajeros, resulta difícil sortearlos con el cochecito para llegar a la plataforma central.
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