El inglés Aleister Crowley, el satanista más famoso del siglo XX, la consideraba un ángel guardian y también el avatar con forma humana de la diosa Babalon —también llamada Mujer Escarlata y Madre de las Abominaciones—, cónyuge del Caos y encargada de administrar el impulso sexual que mueve al mundo. Otro influyente iluminado, L. Ron Hubbard, fundador de la Cienciología, también la invocó como "mujer elemental" con altos poderes psíquicos.

Marjorie Cameron (1922-1995) fue un personaje central del underground de Los Ángeles —tierra fértil para el ocultismo, las sectas y los ejercicios místico-sexuales—. Actriz, poeta, artista y, sobre todo, bruja, Cameron, como prefería ser llamada, tuvo una existencia atribulada, salpicada de problemas de salud mental y dificultades económicas, pero se relacionó e influyó con su magnetismo en todos los grupos bohemios de la metrópoli californiana desde la postguerra hasta los años setenta.

La exposición Cameron: Songs for the Witch Woman (Canciones para la bruja) rescata del olvido la diseminada y casi olvidada obra artística de esta mujer notable, liberada, desvergonazada y bella —pelirroja, de cuerpo afilado y largas uñas siempre pintadas de negro—. Del 11 de octubre al 11 de enero de 2015 en el Museo de Arte Contemporáneo (MOCA) de Los Ángeles, la muestra reúne casi un centenar de dibujos, acuarelas, escritos, fotografías y otros objetos.

Pese a su condición de heroína de culto —colaboró con el cineasta Dennis Hopper y se representó a sí misma en la película Inauguration of the Pleasure Dome, mediometraje rodado en el tempranísimo año de 1954 por el chico terrible del cine off de Hollywood Kennteh Anger para difundir las teorías sobre la magia sexual de Crowley—, la obra plástica de la Mujer Escarlata era prácticamente desconocida y sólo había sido parcialmente exhibida en algunas muestras colectivas.

Los dibujos y acuarelas giran en torno a los temas que Cameron experimentó y exploró —el misticismo, la sexualidad, la búsqueda de las metamorfosis y las verdades gnósticas, los viajes con peyote, la simbología del ocultismo...—. Visionaria a la manera de Blake, con afanes trascendentales y tendencia al surrealismo, las piezas "sorprenderán al público joven" que sólo ha oído hablar de la artista como activista y performer underground, dicen desde el museo.

La muestra, entre la que sobresalen varias decenas de obras que se consideraban perdidas, contiene piezas de todas las etapas de la vida artística de Cameron. Sobresalen las que realizó bajo la tutela de su marido, Jack Parsons (1914-1952), amigo de Crowley, socio temprano de Hubbard antes de que éste montase su iglesia-negocio, y fundador del Jet Propulsion Laboratory, un proyecto de construcción de un cohete para viajar al espacio que culmió en tragedia al morir Parsons en una explosión nunca del todo aclarada.

Tras el desastre Cameron entró en una crisis paranoide —estaba convencida de que a Parson lo había matado el FBI o una conjura antisionista—, tuvo que ser internada varias veces y siguió intentado mantener contactos astrales con su marido. Pasó los últimos veinte años de su vida en una pequeña casa del oeste de Hollywood, donde escribía incesantemente poemas esotéricos. Nunca dejó de vestir de integro color negro.