Ningún control caza aquí a los conductores drogados

La Ertzaintza carece de medios para detectar a quienes conducen tras consumir estupefacientes. Sólo detienen a los que se les nota claramente.

Porros, cocaína y pastillas al volante. Hasta arriba. Control de alcoholemia: 0.0. «Siga circulando». Es la paradoja de la seguridad vial vasca. El pasado año se realizaron 72.890 pruebas de alcoholemia en las vías de Euskadi. Se ha puesto cerco al alcohol en carretera, pero las drogas siguen campando a sus anchas. No hay ningún control para cazar a conductores drogados.

«Conducir bajo los efectos de estupefacientes es aún más peligroso que el alcohol. Está la cocaína, que provoca euforia al volante, el éxtasis, que crea ilusiones ópticas...», relata el doctor Usparitza, presidente de la DYA.

El único obstáculo del conductor drogado es la mirada de un ertzaina en un control rutinario.

«Si los agentes hallan síntomas de que el conductor está bajo los efectos de estupefacientes, le detiene y le traslada a un centro sanitario para hacerle análisis médicos», explica un portavoz de la Er-tzaintza. Claro que ahí entra en juego la capacidad de disimulo de cada conductor.

Además, la Ertzaintza no tiene estadísticas concretas sobre los conductores imputados por ir drogados. No los hay porque este delito es el mismo que el de conducir borracho, por lo que en las estadísticas están agrupados.

Así, el año pasado la Er-tzaintza cazó a 4.379 conductores drogados, pero es imposible saber cuántos estaban borrachos y cuántos bajo los efectos de otras drogas.

Los accidentes de automóvil son la principal causa de muerte juvenil. En Euskadi fallecen en la cuneta 17 de cada 100.000 jóvenes.

«Se metió de todo menos alcohol»

«Volvíamos de la discoteca a las siete de la mañana. Íbamos cuatro por la autopista a Bilbao. El copiloto preparó unas rayas de coca en una bandejita y las fue rulando. Recuerdo al conductor a toda leche y metiéndose una». Es uno de los excesos que relata un gogó de una discoteca vizcaína, que prefiere preservar su nombre. Habituado está a toparse con controles de alcoholemia al amanecer. «Una vez nos pararon en uno y el conductor dio 0.0. Se había metido de todo menos alcohol».

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