Gerardo Dottori, maestro de la aeropintura y futurista, pero amante de la 'quietud del campo'

  • Una exposición en Londres presenta con 50 obras la visión expansiva del italiano Dottori, uno de los principales autores del futurismo.
  • Representó con entusiasmo el desenfreno de la gran ciudad y los avances tecnológicos, pero nunca dejó de lado el bucólico paisaje de la región de Umbría.
  • Sus perspectivas dinámicas, como sobrevolando las escenas, están consideradas entre los primeros ejemplos de la aeropintura.
Autorretrato de 1928 del futurista Dottori
Autorretrato de 1928 del futurista Dottori
Gerardo Dottori - Comune di Perugia
Autorretrato de 1928 del futurista Dottori

Cuando estudiaba en la Academia de Bellas Artes de Perugia en torno al año 1904, Gerardo Dottori (1884-1977) demostraba su rabia practicando el divisionismo: un estilo inventado por Seurat en el que los colores se mostraban separados y aún mezclándose seguían aislados de forma desafiante. A él y a muchos de sus compañeros les aburrían las enseñanzas canónicas. Dottori necesitaba introducir torrentes de vida, luz y color en sus obras: "Tratábamos de hacerles entender nuestro descontento y nuestra necesidad de hacer algo diferente de lo que se nos imponía", recordaba años más tarde.

Sus sueños se cumplieron con la llegada del futurismo. Cuando leyó el manifiesto del fundador del movimiento (Filippo Tommaso Marinetti) lanzando loas a la modernidad, la velocidad y el peligro, proclamando el papel de la guerra como "única higiene del mundo" y llamando a la destrucción de museos y bibliotecas, supo que su rabia incontenible era compartida y cayó de lleno en la fantasía futurista, convirtiéndose en uno de los principales autores de la corriente italiana afín al fascismo.

Con 50 obras entre pinturas y dibujos, la exposición Gerardo Dottori: The Futurist View (Gerardo Dottori: la visión futurista) —recién inaugurada en la Estorick Collection of Modern Italian Art de Londres— presenta hasta el 7 de septiembre la visión expansiva e inusualmente lírica del autor.

La emoción por volar

A pesar de plasmar en muchos de sus cuadros (sobre todo en la década de los años veinte) el desenfreno de la modernidad, las metrópolis y las máquinas, siempre tuvo un especial interés por representar el bucólico paisaje de la región de Umbría. El artista expresaba a menudo su preferencia por  "la quietud del campo y de las montañas frente al ensordecedor ruido de las grandes ciudades". Se mantuvo unido siempre a la visión exuberante de Umbría. En un autorretrato de 1928, en plena vorágine futurista, se representa insertado en las colinas y lagos en una simbólica y profunda unión con su región natal.

No se limitaba a pintar paisajes al uso, utilizaba perspectivas dinámicas como sobrevolando el territorio. Los cuadros de Dottori están considerados entre los primeros y más impresionantes ejemplos de aeropintura, una expresión pictórica futurista derivada de la emoción por volar y de las alabanzas a los avances tecnológicos que lo habían permitido. El pintor incluso hace una referencia a la innovadora perspectiva en Benito Mussolini, Il Duce (1933), uno de los varios retratos que hizo del militar y dictador italiano.

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