Hay vida más allá del cauce de la Esgueva

Pilarica. Como es, antes de las 3.600 nuevas viviendas.
La iglesia de la Pilarica se ha convertido en un icono del barrio. (Pablo Elías)
La iglesia de la Pilarica se ha convertido en un icono del barrio. (Pablo Elías)
La iglesia de la Pilarica se ha convertido en un icono del barrio. (Pablo Elías)
Lo primero que se observa al cruzar el umbral de la Esgueva por el paseo del Cauce son: un colegio, una iglesia y entidades bancarias, de lo que podría deducirse que allí donde vamos no falta la fe, la buena educación, ni tampoco el dinero.Si hablamos de bares, hay unos cuantos, en los que, por cierto, el café cuesta a 0,90 euros y se puede pedir un menú del día con diez primeros y otros tantos segundos a elegir por 8 euros.

Si el paseo del Cauce pone los límites al barrio, la vía del tren lo secciona en dos mundos diferentes: el oeste; donde los bloques de edificios levantan por lo menos cinco alturas, y el lado este; en el que se mezclan las casas molineras con las nuevas construcciones. Los de acá comparten el día a día con Vadillos, Batallas y barrio Belén, mientras que los de más allá, tienen querencia a los Pajarillos.

Tiendas de toda la vida

Unos van a comprar a la calle Cigüeña y otros, en cambio, prefieren la calle Nueva del Carmen; todo un homenaje al tendero, una especie en peligro de extinción. «No hace falta salir de aquí, tenemos todo», asegura Nati, una vecina que lleva en el barrio 28 años, cuando todavía había cuadras dónde ahora hay residenciales. «Y a 15 minutos del centro», confirma su hija. Y tienen razón, además de dos supermercados, hay carnicería, floristería, droguería, ferretería y cualquier cosa que acabe en ‘ía’ y venda algo. Por si fuera poco, hay gimnasio, bazares, tiendas de ropa, farmacia y un taller. Todo en una calle y a buen precio. ¡Guau!

Al lado de la vía, del otro lado de la calle Salud, se puede presenciar una escena perdida en el resto de la ciudad. A eso de las 11 de la mañana los jubilados le dan a la tanga, la petanca y el tostón.

Si se pasa uno por el centro cívico le informarán de todas las actividades que allí se realizan, ya que Pilarica es un barrio activo, en el que se hace mucha vida y en donde se reside con orgullo.

Por un barrio sin paso a nivel

Sólo hace falta preguntar a los vecinos, al azar, en cualquier calle, para darse cuenta de lo mucho que molesta el paso a nivel, aunque lleven toda una vida conviviendo con él. No sólo por los accidentes, voluntarios o involuntarios, que llevan la muerte hasta la Pilarica con más frecuencia de la que quisieran. También por el ruido que hacen los trenes al pasar y por las colas de coches que se forman cada vez que se baja la barrera. «Menos mal que con eso del soterramiento, parece que lo van a dejar guapo, ya era hora», cuentan en un corrillo.

Ficha

Habitantes: 8.047 vecinos. Ubicación: Al este de la ciudad, definido por los límites de la Esgueva, el paseo Juan Carlos I y la calle Navidad. Fronterizo con los barrios Belén, Batallas, Vadillos y Pajarillos. Precio: vivienda 2.071 euros/metro cuadrado. Servicios: Centro cívico y centro de Salud.

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