Se lo han contado de generación en generación, desde hace ya más de 600 años –según está acreditado documentalmente en actas municipales– y hoy su prestigio les hace enviar Palmas Blancas (doradas) a jefes de Estado y personalidades en los cinco continentes.«La espigada palma se logra tras ocultar del sol las hojas de la palmera, lo que la dora, y queda blanca o amarilla mediante encaperusament, capucha o funda de plástico», explica un ilicitano conocedor de la tradición, Josep Esteve.
El ramo artesanal se confecciona luego trenzado, enlazando las hojas de palma y rizándolas, método «parecido a la cuerda de esparto», continúa Esteve.
Y se le dan formas geométricas, simbólicas, ornamentales... como se ha hecho desde 1371.
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