En familia festejando las palmas

Es éste un día que disfrutan, sobre todo, los más pequeños. La jornada se abre con la visita a los templos y acaba con la entrada de la Estrella.
1946Un costalero de la Amargura se muestra serio y concentrado en su tiempo de descanso antes de volver a colocarse bajo las trabajaderas del paso (Serrano).
1946Un costalero de la Amargura se muestra serio y concentrado en su tiempo de descanso antes de volver a colocarse bajo las trabajaderas del paso (Serrano).
1946Un costalero de la Amargura se muestra serio y concentrado en su tiempo de descanso antes de volver a colocarse bajo las trabajaderas del paso (Serrano).
La llegada del Domingo de Ramos es la explosión de las sensaciones recogidas en unas pocas horas. No llegaremos a decir en veinticuatro, porque el día se concentra en menos tiempo, pero sí podríamos ceñirlo al periodo comprendido entre las nueve de la mañana y las cuatro de la madrugada.En orden cronológico, la primera sensación será de desasosiego o de alegría. Despertarse, mirar al cielo y saber si habrá un buen comienzo de la Semana Santa. Después la visita a los templos. La emoción de ver el primer paso montado para su salida, las listas de nazarenos pegadas en la pared, los cirios amontonados en cajones y el ambiente en la calle inundando todos los rincones de la ciudad del espíritu de los grandes días de fiesta.

Con el paso de las horas el centro (sobre todo el centro) se inundará de familias enteras, jóvenes mayores… Todos buscando los templos donde las hermandades que salen este día lo tienen todo dispuesto. Ya se formarán colas y sin quererlo, en alguna ocasión habrá que cruzar la carrera oficial y encontrar las sillas apiladas o enfiladas, y los palcos totalmente engalanados.

Y uno de los grandes momentos. El primer nazareno. Los cofrades difícilmente olvidan de qué hermandad es el primer nazareno que se cruzan a su paso. Por lo temprano de sus salidas, de la Hiniesta, la Paz, la Cena, Jesús Despojado o la Borriquita. La alegría de ver un nazareno por la calle en Semana Santa es algo que muchos no saben explicar. Y, por fin, la primera cofradía en la calle. Nos cabe la posibilidad de ver una salida y esperar el momento con tensión y emoción (son recomendables la Hiniesta y la Paz) o buscar una corporación por una calle a la que uno se va acercando mientras el sonido de cornetas, tambores y bandas de música se acerca desde la lejanía. El Domingo de Ramos es de esos días en que todas las cofradías tienen algo especial. La Cena, San Roque, la Estrella, La Amargura…

Se cierran las puertas

Tras este momento, queda la vivencia  de una jornada completa e intensa. Al final del día, las otras sensaciones. La gente se va marchando, cada vez quedan menos procesiones en la calle y una a una va terminando su recorrido. Es la sensación de que la larga espera se ha esfumado como por arte de magia. Queda la última en entrar. Se apura hasta el último minuto de la madrugada. Las citas en San Juan de la Palma, san Jacinto o la Anunciación son ineludibles. Se cierran las puertas del templo. Se acaba el domingo de Ramos. Mañana será otro día, Lunes Santo.

El mismo día en...

1946Un costalero de la Amargura, en unos tiempos en los que esta tradición estaba reservada a profesionales, se muestra serio y concentrado en su tiempo de descanso antes de volver a colocarse bajo las trabajaderas del paso. En primer plano, un guardia civil mira a la cámara.

Las claves del día

Aprovechar la jornada de principio a fin es el mejor argumento posible en una jornada como ésta. El ambiente del Domingo de Ramos por la mañana y la espera del inicio de la Semana Santa en sólo unas horas merece la pena disfrutarlo. Por lo demás, el día es difícil para abarcarlo entero. Aunque siempre se puede intentar. No hay que perderse La Paz en el parque María Luisa, la Hiniesta en la Alameda, la Cena en la Cuesta del Rosario, la Estrella en el puente de Triana, la Amargura en Santa Ángela…

Lo que no será como otros años

El estreno más importante de este Domingo de Ramos es el paso a nuevo terciopelo de las bambalinas del palio de la Virgen de los Dolores y Misericordia de la hermandad de Jesús Despojado, y la creación del nuevo bordado. Lo que hasta ahora eran bambalinas exteriores pasan a ser interiores. Mientras, José Antonio Grande de León ha confeccionado otras exteriores siguiendo el diseño de las existentes, que ya poseen un alto valor artístico. Durante la Cuaresma han estado expuestas en el Ayuntamiento.

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