El reto fundamental es la modernización de la Iglesia porque la sociedad ha cambiado mucho en los últimos 30 años y la Iglesia se ha quedado atrás.

 

 

Es compatible ser un hombre del siglo XXI y creer en los valores que inspiraron a Cristo, pero algunos preceptos deben evolucionar.

 

 

Ése es uno de los grandes problemas. Hasta que la mujer no consiga ser igual que el hombre dentro de la Iglesia, no acabará la crisis en la que se encuentra sumida. También deberían potenciar el papel de los seglares y darles más competencia.

 

 

No se pueden imponer las creencias de un grupo a todo el mundo. Si las leyes cuentan con el consenso social, deben seguir adelante.

 

 

No puede haber mucho cambio porque Ratzinger era la mano derecha de Juan Pablo II y seguirá una línea de continuidad, pero hay que darle un tiempo.

 

 

Está en declive y si no se moderniza perderá influencia y fieles. La Iglesia no llega a los jóvenes y su condena al preservativo, por ejemplo, no ayuda a mejorar esta relación.

 

 

Juan Antonio Estrada tiene 59 años, es jesuita, doctor en teología y catedrático de filosofía en la Universidad de Granada.