La madera, presente en gran parte del mobiliario,  es el elemento esencial en la decoración de esta vivienda, situada en un municipio a las afueras de Madrid. Para amueblar sus 240 metros cuadrados, Enrique y Carmen han apostado decididamente por los ornamentos tradicionales, como los muebles macizos de castaño o las lámparas de bronce y decoradas con cristal de Bohemia.La casa, reformada enteramente por sus propietarios, cuenta con cinco dormitorios, cuatro baños y varios solariums distribuidos en tres alturas diferentes, además de una parcela de 300 metros cuadrados, donde destaca la piscina privada y un gran porche, provisto de un conjunto de mesa y sillas de jardín para disfrutar de agradables reuniones al aire libre.