La "política privatizadora" de la presidenta regional, Esperanza Aguirre, ha hecho que a lo largo de la legislatura se haya creado apenas una plaza pública por cada siete concertadas, según UGT.

Estas últimas son residencias que, aunque propiedad de la Comunidad, tienen su gestión en manos privadas pagadas con fondos públicos.

En enero de 2003, según UGT y con datos de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales, había en la región 7.658 plazas propias, es decir, de la Comunidad.

En enero de 2006 eran sólo 8.538,  un 11,5% más. Las plazas concertadas, en cambio, han pasado de 3.633 en 2003 a 9.671 en 2006, un 166,2% más.

Las residencias privadas cuestan  unos 2.000 euros al mes.

En las concertadas, el coste varía en función del grado de subvención, mientras que en las públicas se cobra al mayor el 80% de su pensión.

"La misma atención"

La Consejería de Familia alega que las residencias concertadas se pagan con fondos públicos y que se garantiza la misma atención y calidad que en un centro del Gobierno regional. En esta legislatura se han creado 8.400 plazas entre residencias y centros de día, dicen, "el mayor crecimiento en una legislatura".

UGT cifra en 20.000 las personas que esperan una plaza pública. De ellos, unos 12.000 morirán sin haberla obtenido. La Comunidad, por su parte, sólo reconoce una lista de 12.000 demandantes.

En algunos centros, según UGT, los familiares echan mano de empleados externos,  extranjeros o estudiantes que  cuidan de sus mayores. "Es una práctica que vemos desde hace unos dos años y es por la falta de personal de las residencias concertadas", aseguran en el sindicato.

En Madrid hay unos 400.000  mayores de 75 años, de los que 200.000 superan los 80 años. La red de plazas a enero de 2006 era de 18.209.

A la espera 

María L. G. 85 años

"Inicié los trámites hace un año"

"¿Usted sabe lo que es estar sola todo el día? Yo a veces creo que pensarán que estoy dormida cuando esté muerta. Ya tengo 85 años, casi no tengo contacto con mi familia y estoy enferma. El asma y las escaleras que tengo que subir me tienen hundida. Me veo muy sola. Y enferma. Por eso pedí una plaza en una residencia pública de Vallecas. De eso hace un año. Y todavía no tengo noticias. La semana pasada llevé otros papeles.  A ver si me sale".