El Supremo de EE UU suspende la ejecución del preso con malformaciones congénitas

  • El reo condenado por asesinato, secuestro y violación, tiene una malformación congénito que podrían provocar un excesivo sufrimiento con la inyección letal.
  • Diversas instacias han dictaminado sobre el asunto en sentidos opuestos.
  • Por ello, el Supremo ha dedicido suspender temporalmente la ejecución.
  • El caso reabre el debate sobre la pena capital y el secretismo sobre los cócteles de fármacos usados para la inyección letal.
La cámara de ejecución de la Prisión Estatal de San Quentin, California, Estados Unidos.
La cámara de ejecución de la Prisión Estatal de San Quentin, California, Estados Unidos.
California Department of Corrections and Rehabilitation / Wikipedia
La cámara de ejecución de la Prisión Estatal de San Quentin, California, Estados Unidos.

El Tribunal Supremo de EE UU suspendió la ejecución de Russell Bucklew, prevista para esta madrugada en Misuri y que había causado controversia debido a que las malformaciones congénitas del reo podrían provocar que la inyección letal le causase un excesivo sufrimiento.

El juez del Tribunal Supremo Samuel Alito ordenó la suspensión temporal de la ejecución hasta nueva orden sin precisar los motivos de la decisión, informaron medios locales.

A lo largo de las últimas horas, diferentes instancias judiciales se pronunciaron en sentidos opuestos sobre la ejecución del reo, que había vuelto a ser autorizada por un tribunal federal de Apelaciones antes de la decisión del Supremo.

La Corte de Apelaciones del Circuito 8 levantó la suspensión temporal que tres de sus miembros habían otorgado al reo horas antes por temor a que, debido a las malformaciones congénitas que padece, la inyección letal le provocara un gran sufrimiento.

Esa suspensión, a su vez, llegó poco después de que un tribunal federal del distrito se negara a aplazarla y de que el gobernador de Misuri, Jay Nixon, rechazara las peticiones de clemencia.

Tras anunciarse la suspensión, la oficina del fiscal general de estado, Chris Koster, apeló la decisión con el argumento de que esa disposición judicial entra en conflicto con sentencias anteriores del Tribunal Supremo.

La Corte de Apelaciones decidió levantar la suspensión de la ejecución a pesar de haber considerado en su resolución anterior que "las incuestionables evidencias médicas demuestran que hay una probabilidad suficiente de que —el reo, con la inyección letal— sufra un dolor innecesario y un sufrimiento mayor del constitucionalmente aceptable que es inherente a todas las ejecuciones".

La abogada del preso, Cheryl Pilate, recurrió entonces la decisión de reautorizar la ejecución ante el Tribunal Supremo, tras haber alegado que su cliente padece un defecto congénito que provoca malformaciones en los vasos sanguíneos de la cabeza, cara y garganta que le causan hemorragias.

Según Pilate, debido a esas malformaciones, los fármacos de la inyección letal podrían no circular bien por las venas del preso y provocarle dolor, lo que iría contra el mandato constitucional que prohíbe los castigos crueles.

De producirse finalmente, el ajusticiamiento de Bucklew sería el primero en Estados Unidos tras la accidentada ejecución de Clayton Lockett, que murió de un ataque al corazón 40 minutos después de recibir la inyección letal a finales de abril.

Esa ejecución ha reabierto el debate sobre la pena de muerte y especialmente sobre el secretismo en el uso de cócteles de fármacos usados en la inyección letal, que según los críticos pueden desembocar en sufrimiento excesivo del condenado.

Misuri es uno de los estados que utiliza inyecciones de pentobarbital y mantiene en secreto el origen y la combinación que administra en las ejecuciones.

Bucklew pidió que haya cámaras para grabar cuando le apliquen la inyección letal, algo que se le ha denegó, según las organizaciones defensoras de los condenados a muerte.

"Si los funcionarios de Misuri tienen suficiente confianza para ejecutar a Russell Bucklew, deberían tenerla también para grabarlo con vídeo", indicó Pilate la pasada semana al presentar dicha solicitud en nombre de su cliente.

Bucklew fue condenado a muerte por asesinar en 1996 al novio de su expareja, a la que secuestró y violó, y disparar a un agente tras una persecución policial.

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