El marido de la enfermera niega haberla agredido "nunca" y dice que vio "una jeringa sobre su pecho"

El acusado de matar en 2012 a su mujer, identificada como A.O.G. y enfermera de profesión en el Complejo Hospitalario de Jaén, ha negado este lunes haberla agredido "nunca", y ha declarado que la encontró la noche del 9 de octubre de ese año "con la cabeza colgando" en el dormitorio, y "con una jeringa en el pecho".
El acusado del conocido como crimen de la enfermera, durante su declaración
El acusado del conocido como crimen de la enfermera, durante su declaración
EUROPA PRESS
El acusado del conocido como crimen de la enfermera, durante su declaración

El acusado de matar en 2012 a su mujer, identificada como A.O.G. y enfermera de profesión en el Complejo Hospitalario de Jaén, ha negado este lunes haberla agredido "nunca", y ha declarado que la encontró la noche del 9 de octubre de ese año "con la cabeza colgando" en el dormitorio, y "con una jeringa en el pecho".

Así lo ha declarado el encartado, identificado como J.A.P., en el transcurso de su declaración durante la primera jornada del juicio con jurado popular que se ha iniciado este lunes en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Jaén, en el que el procesado se enfrenta a una petición de pena de 18 años de prisión por un supuesto delito de asesinato solicitada tanto por la Fiscalía como por la acusación popular, en manos de la Junta de Andalucía.

Durante su testimonio, el procesado ha reconocido que en el año 2011 supo que su mujer le había sido infiel y que "se lo comentó a un psicólogo", si bien ha negado que su esposa, como sostiene el Ministerio Fiscal, se quisiese "separar de él".

No obstante, durante un mes estuvieron viviendo por separado, porque "interpretó que era lo mejor" a partir de sus conversaciones con el psicólogo, según ha indicado el acusado, que también ha declarado que en el año 2012 descubrió que su mujer se inyectaba 'Propofol', un medicamento que no se puede adquirir en farmacias y que su esposa tomaba "para evadirse", porque decía que con su consumo "se sentía liberada, que descansaba y no se sentía deprimida".

Así lo ha manifestado su marido, al que no le gustaba que consumiera ese producto, hasta el punto de que el día 6 de octubre "discutieron" porque él "encontró" ese medicamento "en una jeringa", pero "evitó" que mujer lo pudiera consumir en ese momento. Al día siguiente por la mañana "volvió a encontrar jeringas" y aunque al mediodía, según ha relatado, comieron con la madre de su mujer y por la tarde estuvieron "en casa", él había hecho su maleta por la mañana y llamó a su amigo J.M.E.A. "para ver si estaba en Jaén", ante la posibilidad de marcharse a su casa, algo que no pudo hacer porque aquel se encontraba en Granada.

El día 8 de octubre, tanto la mujer como él "trabajaron por la mañana", y al mediodía "ella lo llamó para preguntarle si le había llamado", momento en el que él "le notó la voz rara, pastosa", y pensó "que se habría tomado 'Propofol'" porque aunque ella también solía consumir un fármaco que ejerce como ansiolítico sedante, éste "no le daba ese efecto", según su marido, que también ha declarado que "pasadas las 16,00 horas" ambos comieron juntos, pero ella "no estaba bien" y "después se fue a la cama y se acostó".

Ese mismo día por la tarde —ha continuado el procesado en su declaración— al entrar en el dormitorio mientras ella estaba acostada "vio que la cama estaba deshecha", así como "un apósito", y posteriormente "una jeringa en la basura". En ese momento "no discutieron", porque él "no le dijo nada" ya que "ella se ponía mal" cuando él le comentaba algo referente al consumo de ese fármaco.

Ese día 8 de octubre él permaneció en el piso hasta que "sobre las 18,15 horas" salió a llevar su coche a un taller, momento en el que ella "estaba acostada" y "no notó nada anormal". Posteriormente, llamó al mismo amigo al que había telefoneado el día anterior, porque el acusado estaba "pensativo" tras haber visto el apósito y la jeringa.

J.A.P. —que ha relatado que por aquel entonces su mujer "se sentía depresiva" porque "no estaba a gusto en el trabajo", ha declarado que "sobre las 20,30 horas" se asomó al dormitorio para decirle a su mujer que se iba porque "no podían seguir así", tras lo cual "se dieron un abrazo y un beso" y él se marchó a casa de su amigo.

Desde aquel momento no volvió a tener más contacto con su mujer, puesto que esa noche "no hablaron", y el día 9 por la mañana tampoco. "Normalmente no la llamaba por la mañana porque ella trabajaba en un quirófano", ha argumentado el acusado, que pensó que "al mediodía" su esposa "estaría comiendo con su madre".

Ya por la tarde de ese día se acercó varias veces a las proximidades de su domicilio, ubicado cerca de la estación de tren de Jaén capital, sin ver "luz en la casa", hasta que decidió llamar a su mujer "al móvil" porque estaba "preocupado".

Posteriormente llegó a su casa, "abrió la puerta, que estaba con la llave echada" y al ver "luz en el dormitorio, pensó que su mujer acababa de llegar", ha proseguido su marido, al que en ese momento se le ha quebrado la voz al relatar que se encontró a su esposa en la habitación con "el cuerpo totalmente caído con la cabeza en un lateral de la cama, las piernas sobre la cama y la cabeza colgando al colchón".

Llamada a urgencias

Cuando llegó, él "la incorporó" y "como no respondía, llamó a Urgencias", ha indicado que su marido, que vio "sangre en el lateral de la cama", y que "no sabe" si su esposa "respiraba" en el momento en el que la encontró porque él, siguiendo indicaciones que le habían dado por teléfono los servicios de emergencias, "acercó el oído a la boca" de ella y "oyó algo" que "no sabe lo que pudo ser", pero que era "un ruido".

"Cuando incorporó" a su mujer —que tenía "el abdomen caliente"—, su marido "vio una jeringa sobre su pecho" que "cayó al suelo" cuando él "bajó" el cuerpo de su mujer a ese lugar. El marido ha asegurado que "no tocó el cuello" de su mujer, y que ni en ese momento "ni nunca la agredió".

También ha manifestado que en su casa "no había signos de que hubiera entrado alguien", y que tampoco "le dio sensación de que ella hubiera entrado o salido antes", puesto que estaba "con el pijama" puesto.

A preguntas de su abogado, el procesado ha relatado que las vacaciones de verano del año 2012 fueron "muy buenas" para su mujer y él, que tenían planes para el 12 de octubre y la Feria de San Lucas de ese año, y que en septiembre la relación entre ambos había seguido "muy bien".

En ese sentido, ha declarado que "tuvo la necesidad" de contar la infidelidad de su mujer ya "en el juzgado" cuando comenzaron a investigarse los hechos, y "con todo el dolor de su alma" y después de que "le insistiesen en preguntar por qué su mujer tomaba 'Propofol'". "Pedí respeto para ella", ha añadido.

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