Lujua dice que el sentimiento de "soledad e incomprensión" que sienten los empresarios es "claro" y complica su labor

Afirma que "sorprende" que se "menosprecie" a quien es "base y motor" del empleo y desarrollo y pide una "reflexión general"
Migue Ángel Lujua
Migue Ángel Lujua
EUROPA PRESS
Migue Ángel Lujua

El presidente de Confebask, Miguel Ángel Lujua, afirma que es "claro" el "sentimiento de soledad, incomprensión y desasosiego que en determinadas situaciones y territorios están sintiendo algunos empresarios" y asegura que ello hace, "sin duda" su labor y la posibilidad de que ésta revierta en beneficio general mucho más complicada".

En un post publicado en su blog ha destacado el acierto del lema elegido por Cebek para su encuentro empresarial: "La empresa y el empresario/a motores de la recuperación económica".

Lujua señala que en la jornada, además de hablarse "mucho y bien" sobre lo que las empresas y empresarios aportan a la sociedad, también se evidenció que la sociedad "no siempre parece ser consciente de tal labor ni, por tanto, la valora en sus justos términos".

En concreto, indica que sorprende que "se menosprecie" la figura y función de quien, "precisamente, es base y motor en la creación y/o mantenimiento" del empleo y desarrollo económico". "Incluso cuando tal aportación social se reconoce es habitual que se la ligue de forma tan reduccionista, como desenfocada con la persecución de exclusivos fines lucrativos de carácter personal, siendo por ello desgraciada constante la actitud de prevención e incluso de desconfianza que se ha vivido y se vive hacia el colectivo", añade.

Sobre las explicaciones para este "fenómeno", asegura que algunas están arraigadas en valores culturales y, en este sentido, afirma que las especificidades culturales, históricas, sociales y educativas de Euskadi se han considerado "tradicionalmente nuestro principal obstáculo" para el surgimiento de más empresarios y empresarias.

"DESGASTE"

"El desgaste provocado por los prejuicios que hacia la figura empresarial evidencian y difunden con intensa demagogia y asiduidad sectores con importante capacidad para llegar a la opinión pública (léase ciertos responsables políticos, mediáticos o sindicales), injustas generalizaciones derivadas de algunos comportamientos empresariales tan poco éticos, como reprobables y que si a alguien hacen daño es a los propios empresarios, o la necesidad de buscar culpables ajenos a los males que nos afectan han alimentado quizá todavía más este problema", añade.

A ello, ha unido la también "tradicional" identificación entre "empresario y gran empresario, tan alejada de la realidad y estructura empresarial vasca, o la estrecha cercanía que se le supone respecto al poder".

Lujua apunta que, si algo llama especialmente la atención es que al empresario "no solo se le cuestione su aportación social, no tomándose "ni siquiera en consideración el riesgo" en que incurre para poner en marcha su negocio, generalmente "con mucho sacrificio personal y familiar, sino que, además, se le recrimine de la misma manera si tiene éxito que si no".

El presidente de Confebask asegura que son elementos "gravemente desincentivadores", tanto la posibilidad de "fracasar, con las consecuencias de "reputación, imagen y consideración social" que ello acarrea, como la "estigmatización del beneficio". Además, añade que son "desincentivadores" para la actividad empresarial existente, pero sobre todo para el surgimiento de nuevos proyectos empresariales.

"Nos preocupa, de hecho, mucho en Confebask que cuando el País Vasco ha sido siempre cuna de empresarios y capitanes de empresa, ese espíritu pueda estar hoy progresivamente decreciendo", asegura.

Lujua también recuerda la "perversión" que a tales efectos ha supuesto durante años el terrorismo, el "difícil" clima de relaciones laborales imperante en la actualidad en Euskadi o las numerosas "trabas, cargas y dificultades que el desarrollo de la actividad empresarial que el día a día comporta".

El responsable de la patronal vasca afirma que la labor de los empresarios "no es fácil ni lo ha sido nunca", pero, sobre todo, "lo que no es fácil es hacer que el proyecto perviva".

Lujua realiza autocrítica y señala que es posible que el propio colectivo tampoco haya sido, "más aún en el País Vasco y por razones evidentes, especialmente sensible a la necesidad de dar a conocer su actividad, su preocupaciones, sus necesidades y sus logros, de tal suerte que el desconocimiento ha podido también convertirse en caldo de cultivo para que otros tuvieran la oportunidad de decir de la actividad empresarial y de los empresarios, lo que no era". "Es esta sin duda una asignatura pendiente en la que debemos trabajar mucho más", agrega.

En todo caso, tras destacar el "compromiso con la tierra, el empleo y el desarrollo" que han evidenciado siempre los empresarios vascos, apela a una reflexión general, "objetiva y sin apriorismos" sobre la situación que se está creando "sobre el papel de la empresa y los empresarios y sobre la incidencia que nuestra concepción al respecto puede tener en el devenir actual y de futuro de nuestra comunidad".

"El sentimiento de soledad, incomprensión y desasosiego que en determinadas situaciones y territorios están sintiendo algunos empresarios, es claro y hace sin duda su labor y la posibilidad de que ésta revierta en beneficio general mucho más complicada", asegura.

Además, añade que la aportación empresarial no es todavía valorada de la manera que "se correspondería con quien genera el 85% del PIB vasco". "Sobre todo es claro que alimentar el riesgo de perder posibles vocaciones empresariales o el atractivo de país para nuevas inversiones autóctonas y foráneas es algo que directamente no nos podemos permitir", concluye.

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