La infraestructura, inaugurada el viernes, cuenta con cuatro carriles.

Pero a mitad del subterráneo, la circulación se restringe a dos (ver foto abajo) para los que se dirigen al centro, ya que los otros dos (aún en construcción) se desvían hacia la M-30.

Antes de comenzar las obras, en enero de 2006, la vía contaba con tres carriles hasta Príncipe Pío.

Ayer, al final de la hora punta (9.15 horas de la mañana) el recorrido desde el inicio del nuevo túnel hasta plaza de España tardaba en recorrerse unos 25 minutos.

Desde la mitad del subterráneo hasta la cuesta de San Vicente, el tráfico estaba considerablemente atascado.

El túnel, publicitado por el Ayuntamiento como una solución a los problemas de acceso a Madrid desde el oeste, genera en sus primeros días de funcionamiento muchos más beneficios para los vecinos de la avenida de Portugal –que han ganado un generoso bulevar– que para los conductores.

Utilidad: Discutible. Por ahora, los atascos no han hecho más que trasladarse, de la superficie al túnel. El subterráneo ha entrado en funcionamiento a medias, aún faltan las conexiones con la M-30 norte y sur.

Señalización: Correcta, aunque se echan en falta advertencias de la limitación de velocidad a la entrada.

Iluminación: Escasa. El tronco central no está suficientemente iluminado.

En superficie: Promete. Los vecinos contarán con un bulevar ajardinado junto a la Casa de Campo.

Ahora, Pío XII y Sor Ángela

Tras la inauguración del túnel de acceso a Madrid desde la A-5, que tiene 2,1 kilómetros de longitud y ha costado casi 170 millones de euros, esta semana le tocará el turno a otros dos subterráneos: el de Sor Ángela de la Cruz a Marqués de Viana y la mitad del de Pío XII, desde la Castellana norte al nudo de la Paloma, en la M-30.

En la reforma de esta autovía aún quedan dos grandes tramos por poner en servicio: todo el túnel bajo el río Manzanares en sentido sur y el by-pass sur que conectará Santa María de la Cabeza con la A-3.