La acosaron de tal modo que no podrá volver a trabajar en su vida

Un tribunal concede por primera vez en España la incapacidad laboral permanente y absoluta a una auxiliar de veterinaria de 29 años por las secuelas que le provocó el acoso de su jefe.
Una auxiliar de una clínica veterinaria de Cantabria se ha convertido en la primera persona a la que un tribunal español concede la incapacidad laboral permanente y absoluta debido a un episodio de acoso laboral.
La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) considera suficientemente probado que la mujer, de 29 años de edad, sufre una enfermedad mental que varios informes periciales atribuyen «al ambiente laboral hostil y degradante sufrido por la trabajadora».

Concretamente, el tribunal que ha juzgado el caso habla de «depresión crónica y severa» a la que la sometió su jefe. Las consecuencias de este acoso –denunciado como sexual por la afectada– la han incapacitado para realizar sus tareas habituales y cualquier otra diferente en el futuro.

Ayuda en su vida diaria

El tribunal cántabro va más allá en su sentencia y afirma que «la Unidad de Salud Mental (del Hospital Marqués de Valdecilla) no duda en señalar que precisa la ayuda y la tutela de otras personas en aspectos básicos de la vida cotidiana».

CCOO insiste en que el fallo judicial señala que la mujer actualmente «está angustiada, no puede salir a la calle si no va acompañada debido al miedo que soporta, y no tiene ganas de luchar porque recuerda los abusos cometidos por parte de su jefe». La Asociación Nacional de Abogados Laboralistas dice que este tipo de incapacidades conceden al afectado el derecho a percibir por el resto de su vida una pensión equivalente al 100% de la base reguladora de su sueldo.

Además de la vía social, la víctima había recurrido a la penal para denunciar a su jefe. Sin embargo, los juzgados de lo penal consideraron que no había pruebas de que existiera el acoso.

¿Sabías que...

... Según el Instituto de la Mujer, un 15% de las trabajadoras sufren acoso laboral?

... Y que cerca de 1,3 millones sufrieron acoso sexual en 2005?

... Un tercio de los accidentes laborales son por sobreesfuerzos o riesgos psicosociales?

... El 86% de las empresas no analizan estos riesgos?

In dubio pro operario

Wilson Jones Romero, abogado experto en trabajo.

Esta sentencia es novedosa por diversos motivos. Hasta ahora había muchas sentencias que concedían baja por enfermedad de forma transitoria, pero nunca una que reconociera la incapacidad para realizar otra labor de forma permanente a consecuencia del mobbing. Lo típico eran las bajas transitorias por depresión. Otra novedad es que la indemnización, al reconocerse en el mobbing el origen de la invalidez, la debe pagar la mutua. Al principio, los jueces eran algo reacios a dictar sentencias relacionadas con el mobbing porque no veían la causalidad entre la dolencia psíquica y el acoso laboral. Es decir, no veían claro el origen profesional de la dolencia. Ahora el juez de lo social, al no tener claro el origen de los problemas de la trabajadora,  ha aplicado el principio básico de in dubio pro operario. En términos coloquiales, se trata de ponerse del lado del trabajador en un caso que plantea dudas.

Ella también es víctima del ‘mobbing’

Remedios Núñez, funcionaria, 48 años.

«A las víctimas nos dejan siempre solas».

«Trabajo desde hace 16 años en el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz (Madrid) y empecé a sufrir acoso laboral en 2000, aunque no fui consciente hasta que me reincorporé en enero de 2003 tras la licencia por el nacimiento de mi segundo  hijo. El acoso empezó con una campaña de desprestigio, paralizaban mi trabajo... Las cosas fueron a peor y en junio empecé a ir al especialista. Con las vacaciones pensé que todo se calmaría, pero me enviaron cartas amenazantes y en septiembre cogí una baja de año y medio. En mi caso, el acoso era vertical, ejercido por un concejal y su persona de confianza. En febrero de 2005 volví y estuve dos meses sin funciones. Yo gané mi puesto de técnico de Cultura por oposición y gestionaba el teatro municipal. Pero se lo asignaron a alguien que no necesitó ni oposición ni titulación. Estuve otro año trabajando con funciones ridículas como coordinar una cafetería o un guardarropa que no se usaban. En 2006 me abrieron dos expedientes disciplinarios en dos días. Hace más de un año estoy de baja con un síndrome ansioso depresivo.

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