A un lado, naturaleza; al otro, la ciudad, y enfrente, el mar. Ése es, según los residentes, uno de los muchos encantos del barrio de Los Rosales, el más joven de A Coruña, junto a Mesoiro, y que en sólo diez años ha pasado de ser una simple urbanización a tener vida propia.

La plaza Elíptica es el corazón del barrio y en ella se reúnen cada día familias jóvenes con niños, que representan a la mayoría de su población. Alrededor de esta plaza, casi en perfectos círculos, se reparten bloques de edificios que en sólo unos años han multiplicado por dos su precio.

«Los pisos costaban unos 90.000 euros y ahora no los encuentras por menos de 180.000», dice la presidenta de la asociación de vecinos, Margarita Queijo. Los Rosales está en pleno crecimiento y este mismo año ha estrenado una guardería municipal y ya están en marcha las obras del centro cívico y la biblioteca.

Zona 30, a medias

Pero sus vecinos quieren más. No se olvidan de la promesa de un polideportivo y se quejan de que apenas hay vigilancia policial para poner freno a las carreras ilegales de motos y coches. «La gente ha bajado algo la velocidad, pero a 30 no van», aseguran Carlos y Cristóbal, creadores del blog de Los Rosales, que reúne cada día las opiniones de muchos vecinos en Internet.

De hecho, este foro se ha convertido en la bitácora de las quejas del barrio, aunque también muestra la cara amable de un barrio que no para de crecer con fotos y recomendaciones para el ocio. Dando un paseo por sus calles, donde el viento siempre pega con fuerza, los vecinos echan en falta mejores conexiones con el resto de la ciudad. «Los buses están bien, pero para salir de aquí tienes que atravesar las rondas (de Outeiro y Nelle) y siempre te encuentras atascos», dice Carlos. Por eso, confían en que la llegada de la Tercera Ronda solucione algo ese problema.

Encantados con San Pedro

El monte de San Pedro, pegado a Los Rosales, se ha convertido en un punto de atracción, y los vecinos lo saben. Y creen que la futura apertura del ascensor traerá a muchos visitantes. «Algunos vecinos de la parte de arriba se quejan ya de que los fines de semana no hay dónde dejar el coche», aseguran. Y añaden que San Pedro es «un lugar perfecto para pasear».