Patinar no es un crimen ni un delito, pero sí que molesta mucho a los vecinos, que tienen que soportar el ruido de los rodamientos y los continuos golpes de las tablas contra el suelo.En la plaza de Sor Cristina de la Cruz Arteaga, encima del nuevo parking, junto a la avenida Severo Ochoa, se reúnen a diario una veintena de jóvenes para practicar skate. En el suelo se aprecian las marcas de las ruedas y la plaza, inaugurada hace poco más de un año, presenta un aspecto deplorable, por los destrozos, las rampas y las pintadas.
Según Rafael Casas, presidente de la comunidad del edificio adyacente a la plaza, «la culpa no es de los jóvenes, sino de los que les permiten estar ahí.»
Según Rafael Casas, presidente de la comunidad del edificio adyacente a la plaza, «la culpa no es de los jóvenes, sino de los que les permiten estar ahí.»
«Desde las nueve de la mañana a las tres de la madrugada –dice Casas–, suele haber jóvenes patinando». Además del escándalo que forman, «ponen música a todo volumen en el radiocasete».
Para más inri, el Ayuntamiento colocó en los bancos, de madera, protecciones metálicas para paliar su deterioro. Estas piezas, sin embargo, permiten a los chavales deslizarse mejor para hacer el truco conocido como grind, que consiste en pasar los ejes del skate por el filo del banco. Una medida que, en lugar de arreglar, les ofrece un circuito aún mejor.
Los bancosde la plaza sirven de obstáculos perfectos para patinar, hacer saltos y piruetas sobre ellos
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