"Antes venía mucha gente por las tardes a pasar el rato jugando al bingo. Cada cartón valía entre 1 y 2 céntimos y a quien cantaba le podían tocar como mucho 50 céntimos. Ahora que han prohibido jugar con dinero, y no viene nadie y no se juega porque no tiene gracia".

Así de resignado se ha mostrado Diego Guillén, uno de los jubilados que cada día acude a pasar el rato al centro municipal de personas mayores de San Marcelino, ante la aprobación del nuevo reglamento que regula el funcionamiento de estas entidades.

Y es que, el pleno del Ayuntamiento de Valencia aprueba este viernes este nuevo texto normativo que entre otras cosas, regula las apuestas en estos locales de acuerdo con la Ley Autonómica del Juego y establece apuestas máximas de 5 céntimos por partida y 20 céntimos por jugador para juegos tradicionales.

En el caso del bingo, se puede jugar sin apostar, lo que ha generado las quejas de los afectados. "No entendemos qué mal hacemos por apostar unos céntimos, es uno de nuestros únicos alicientes y ya no lo tenemos", ha añadido Guillén, de 67 años.

La normativa establece como infracción grave el incumplimiento del apartado de apuestas, con una sanción de hasta seis meses de expulsión del centro para los socios infractores.

El Ayuntamiento ha querido de esta forma dotar a los centros de jubilados y a sus integrantes de seguridad jurídica ante los casos de denuncias por parte de Hacienda en otras localidades en las que no había restricciones en las apuestas, lo que las empresas del sector consideran como competencia desleal.

Por ejemplo, en 2011 la Conselleria de Hacienda denunció a la la asociación Peña de Amigos de la Tercera Edad del Port de Sagunt por jugar con dinero, con una sanción que alcanzó los 3.000 euros.