Neus Ballús ha obtenido gran reconocimiento europeo con su película 'La plaga'

El proceso de documentación y producción de La plaga le ha llevado a Neus Ballús cinco largos años.
El proceso de documentación y producción de La plaga le ha llevado a Neus Ballús cinco largos años.
H. Frenández
El proceso de documentación y producción de La plaga le ha llevado a Neus Ballús cinco largos años.

Con su primer largo, La plaga, el retrato atmosférico de este minúsculo universo en descomposición, mecido por los vientos de un western rural, Neus Ballús ha conseguido que el mundo se fije en ella, narrando el revés de lo cotidiano.

La película se hibrida en la ficción y el documental, y se llevó los principales Premios Gaudí –mejor dirección y guion, entre otros–, además de ser estrenada en la Berlinale, hecho que la relanzó. “A nivel europeo ha funcionado muy bien, sobretodo en festivales”, dice Neus. La joven realizadora ha logrado que una “historia pequeña, humilde y con pocos recursos”, como los protagonistas que retrata, se haya convertido en una ficción que, de soslayo, retrata esta crisis.

Personas aisladas enfrentándose a una plaga real y metafórica, al paso del tiempo y el destino riada, una historia sobre la soledad y el abandono, acerca de las necesidades primarias. “Es una película hecha con cariño, y siempre tuvimos la duda de si la terminaríamos o no”, explica. La terminaron, y así inmortalizaron a la abuela María. Un ser brillante, lúcida viejecita, deformada como las raíces y nudos de un olivo, a la que la asfixia la obliga a dejar su casa de campesina para sumergirse con rebeldía en el asilo en sus últimos días.

Aparece también el moldavo migrante aficionado a la lucha grecorromana, que pelea en el campo junto a un campesino que se verá azotado por la mosca blanca; o una prostituta de caminos de tierra en horas bajas; o una cuidadora de ancianos filipina que debe acorazar su corazón para soportar tantas pérdidas. Un retrato coral y cercano, lanzado por una pequeña productora, como es El Kinògraf. “El punto de partido era este: algo muy local, pero que fuera más allá de nuestras de fronteras”, alega Neus. Reconoce que, fuera de España, se ve la película como un reflejo de nuestra crisis.

“Pero en realidad es un estado de ánimo que va más allá de la crisis económica: es una crisis de valores, es la soledad. La crisis es lo visible, pero a nivel anímico surgen muchas cosas”, afirma. Un cuadro emocional de la plaga que nos carcome aquí y en Finlandia. La instantánea de un verano asfixiante.

Así fue el rodaje

La belleza de la película es que los personajes se interpretan a sí mismos, nace de la intensidad que compartieron con la realizadora, personajes que llevan su historia en cada arruga y gesto. Neus estuvo dos años conviviendo con ellos. Los conoció y compartió tiempo y guiones. Tenían vidas difíciles y el proceso creativo les dio mucho aire en su rutina, a pesar de filmar tras jornadas de 14 horas de lucha diaria.

“Todos tenemos algo excepcional. Si paras en el detalle y lo cuentas con cariño, al final cada persona tiene su pequeño drama que resulta interesante”, confirma. Una película auténtica, que llegó a vampirizar a Neus y su compañero Pau Subirós, una película que ya no es suya, que pertenece al público y a estos protagonistas de vidas minúsculas agrandadas por la verdad cinematográfica.

Una historia que tiene el regusto póstumo de la máxima que le escuchó a su profesor de análisis de cine, Domenec Font, que de forma provocativa y apasionada les dijo un día a sus alumnos: “Vosotros nunca vais a dirigir una película”. Una provocación tan creativa como lo es mostrarnos la pelea existencial en la vida herida de los personajes de La plaga.

Nada impersonal

  • Artesanía. “Somos un equipo tan pequeño que el proceso creativo te absorbe, porque tienes que hacer muchos roles. La hemos cocinado a fuego lento. Son productos artesanales”.
  • Humildad. “Con un proceso tan largo, y tras el reconocimiento, no deja de ser solo una película. Somos muy novatos, yo tengo la impresión de que me queda mucho que aprender”.
  • Inspiración. “Tendemos a pensar que las mejores historias son las más dramáticas, grandilocuentes. Me gustan cosas que he visto y me han emocionado. Historias de gente cercana. Quiero aproximar el cine a nuestra historia real”.
  • Híbrido docuficción. “Lo encuentro muy interesante. Estas mezclas de género, cuando sales de un terreno más conocido y te inventas una formas de contar, te dan cierta autenticidad, cercanía”.
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