Miles de indonesios pasan la noche en la calle por temor a otro terremoto

  • Algunos tienen miedo, pero otros se han quedado sin hogar al que volver.
  • Los cortes en la luz y el agua dificultan aún más la vuelta a la normalidad.
  • Ayer, dos terremotos sacudieron la isla de Sumatra causando 82 víctimas mortales.
Miles de indonesios no han regresado todavía a su casa, por miedo o porque no tienen dónde ir. Todavía no se creen que allí estén seguros.
Miles de indonesios no han regresado todavía a su casa, por miedo o porque no tienen dónde ir. Todavía no se creen que allí estén seguros.
REUTERS
Miles de indonesios no han regresado todavía a su casa, por miedo o porque no tienen dónde ir. Todavía no se creen que allí estén seguros.

Duermen en la calle por miedo a que otro terremoto se lleve esta vez sus vidas.

Miles de indonesios relatan en las las aceras de todos los pueblos de Sumatra su historia.

Comentan entre ellos cómo vivieron el trágico seísmo que volvió a remover las entrañas de un país habitualmente castigado por seísmos al que hoy se suma un accidente de avión.

Sumatra es una zona de choque de placas tectónicas, e Indonesia un país particularmente afectado por movimientos sísmicos y tsunamis.

Los terremotos, con un epicentro cercano a la ciudad de Padang, al oeste de Sumatra, han acabado con la vida de 82 personas y afectado a miles de ciudadanos más, que se han visto heridas y han asistido al derrumbe de cientos de edificios sin poder hacer nada.

Pero no es la primera vez. En diciembre otro terremoto sacudió la isla, dejando nueve muertos. Y en julio o mayo del pasado año varios terremotos se dejaron sentir en esta zona del pacífico.

"Las mujeres gritaban, presas del pánico"

Muchos se han quedado sin hogar.

Misdabi, un ciudadano indonesio de 50 años, relata para la BBC cómo corrió "fuera de casa, pero ya herido por el derrumbe de un edificio", mientras que Alphion cuenta que "las mujeres gritaban presas del pánico. Salimos de casa en cuanto pudimos".

Muchos indonesios más salieron de sus casas, pero no podrán regresar en una temporada. Sus casas se han desplomado.

Además, los esfuerzos de las autoridades se centran ahora en encontrar más supervivientes y contar los muertos, además de en arreglar los desperfectos en el tendido eléctrico, las vías de comunicación o el abastecimiento de agua.

Los afectados cuentan con ayuda sanitaria y logística occidental.

Varias ONG se encuentran ya en la isla, además de otras con infraestructura estable.

Su labor se reduce, en muchas ocasiones, a intentar extirpar el miedo acomodado, después de tantos terremotos, en la cultura colectiva, tratando de convencer a los afectados de que han de volver a casa para seguir con sus vidas.

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